21-01-10

21/01/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Un capuccino y no se cuantos días sin Internet. De nuevo me vuelvo a levantar con los putos 40 kriminales, ¿pero no había cambiado de emisora?. Hay que joderse. Tras mover el dial ecucho una musiquilla de fondo, la suerte está echada … mañana veremos. Compra diaria.- Pan, ensaimada, salmón y mero. DESAYUNO.- Ensaimada con un capuccino y Galletas LU. Pillo el “OLO” para ir al gimnasio, pero antes me compro un cactus. Me considero gran amante de los cactus entre otras razones porque no necesitan mucha atención, si se te olvida regarles pues no te tocan los cojones muriendose, considero que son luchadores por eso. Además van a su puta bola, ni necesitan mimos; nadie cuando ve el cactus de tu casa dice “Oh, que preciosidad de planta” sino todo lo contrario, ya que si es de un tamaño considerable la peña lo que hace es alejarse, jejejeje. Eso es lo que me mola, como te acerques mucho el muy cabrón te pincha, porque los cactus no necesitan gilipolleces ni nada por el estilo; ellos son solitarios y autosuficientes. Tras comprar el cactus me doy cuenta que pertenece a la familia de la “Haworthia fasciata”, joder lo que me faltaba, he comprado un cactus fascista, hay que joderse. Fijo que es el único cactus ibicenco facha. Tras decantarme por recorrer 5 km por playa Bossa, decido declinar la oferta de hacer pesas, en juego anda el riesgo de tener que aparcar a tomar por culo de casa. Aparte tras cerciorarme que la “tia buena de recepción” del gimnasio sigue sin estar presente, no vale mucho la pena estar por allí rondando. Quizás debería cambiar de gimnasio, porque ya ni la tia de los “oblicuos” está por allí. COMIDA- Mero y salmón guisado. Acto seguido frego los suelos de la cocina, mi proposito de no acumular mierda en los suelos de la casa está en juego. Aunque me doy cuenta que en cierto modo se está yendo a pique, puesto que el comedor a pesar de no entrar prácticamente se ha convertido en un almacen de pelusilla, combinado con polvo y particulas negras. Me piro al Eroski y aunque generalmente la peña suele ir a los supermercados a comprar empiezo a dudar si esta es mi principal opción o más bien yo opto por acercarme para saludar a las cajeras. La verdad es que hay dos o tres cajeras que están bastante potables, yo siempre que voy mantengo con ellas conversaciones interesantísimas, que van desde el “Hola, buenas tardes” a “tengo tarjeta travel” o “una bolsa por favor” e incluso hay tardes que me atrevo a preguntarles por “donde puedo encontrar los espárragos “CARRETILLA”, aunque luego evidentemente no los compre y me decante por los del EROSKI que son más baratos y vienen más. Concretamente hay una morena con un corte de pelo bastante llamativo y por que no decirlo le sienta de puta madre que tiene una voz bastante sensual y que a mi concretamente me pone “palote”. Entiendo que sólo a mi me pone así puesto que si todos los clientes estuvieran con el trabuco como lo llevo yo las filas que se formarían en las cajas serían de alto riesgo. También hay otra morena con pelo largo que cuando la saludo suele sonreír, yo también la sonrío creándose una interacción cliente-cajera que ni los estudiosos del marketing han llegado ha comprender. La chica parece muy maja y sobre todo una gran profesional. Por último hay otra rubia por allí que también esta de muy buen ver y que la mayoría de las veces suele estar reponiendo los estantes. Yo creo que esa es la diferencia del Eroski con el Mercacentro, porque en este último las veces que he ido ni una tia buena. Tras regresar me pongo a escribir en el portátil mientras escucho a Lenny Kravitz con canciones como “Again” “I’ll be waiting” “A long and sad goodbye”. CENA.- Filete de ternera, la butifarra de ayer y lechuga. Me meto al sobre y me leo un nuevo libro del Charles Bukowski llamado “Factotum”.

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