Documentos Inéditos (VIII)

01/07/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)

A veces la curiosidad no deja ser más que un sádico enemigo de la realidad, pues nos muestra las cosas tal y como son, sin ningún tipo de escrupulos, quizás buscando un didactico escarmiento para no chocar varias veces en la misma piedra.

Esa es la conclusión que saco de esa discoteca llamada PRIVILENGE cuya fiesta THE FACE me pareció una puta mierda. Pues como un coche los accesorios eran más que convincentes, un trapecio para que desde el techo una bailarina hiciese macabras cabriolas y gestos, una barra americana con las gogos más espectaculares que te puedas imaginar, un decorado formado por esas antorchas que escupían fuego, una pantalla gigante para llamar tu atención una y otra vez con esa cara que daba nombre a esta curiosa fiesta.

Todo era correcto, bueno todo no pues al contrario que los accesorios lo que venía de serie era más de lo mismo, como cualquier otro sitio la dichosa música House destrozaba mis timpanos tras esa ajena musicalidad que la caracteriza.
Pues si la solución consiste en lo que se llama ir “hasta arriba” lo mismo te da Privilenge que el más putrefacto cuartucho de la esquina.
Pues la gente no era gente, eran almas sin pena que levantaban los brazos pidiendo auxilio, silbando, pero realmente ¿tenían conciencia de lo que estaba pasando?, ¿su cuerpo, sus impulsos y todos sus movimientos eran realmente controlados por ellos mismos, o por una triste imagen formada por las más grotescas sustancias que recorren tu cuerpo buscando el alimento que te transforme en algo bastante distinto de lo que eres tú mismo?, no lo se pero lo cierto es que yo pensaba que ese puto ruido que algunos familiarizan con la música y que llaman a modo de sorna sónido House sería algo diferente en otro sitio, en otro local con más reputación o más fama o en otra habitación alejada de ese espanto.

Pues yo creía que no me gustaba porque el que estaba arriba escondido en los platos, en las más insulsas mezclas sólo era un desastre que ni valía para sofocar ese brutal esperpento que consiste en esconder las melodías de otros bajo unas bases que se acumulan heterogenamente para tarde o temprano detonar sin pudor alguno uno de los más atroces ruidos que la humanidad ha conocido.
Pero siempre he sido un insensato y hoy mis dudas se han disipado, donde no hay no puede haber y es inútil contrarrestarlo con esperanzas vanas.
Quizás la fiesta no valía una mierda pues a pesar de contar con bastante gente para lo que es este inmenso recinto se podría decir que eramos cuatro gatos, la mayoría bastante pasados, pero cuatro gatos al fin y al cabo. Quizás el que pinchaba siendo claros no valía ni para tomar por culo, o quizás y simplemente sea que no me guste ese género que no se por qué lo llamo así porque cuando das la enésima patada a un bote el resultado no es una sesión de esas, sino básicamente un continuo dolor de cabeza. Posiblemente todo sea fruto del desconocimiento pues no me sorprende la colonia que nos ofrecieron en uno de los garitos del Puerto, pues el llamarlo garrafón se convertiría en algo más delicado que un injustificado piropo.

Posiblemente por eso lo que más me llame la atención de todo es esa escasa media hora que soporté en esa discoteca llamada Privilenge, pues si algo era más que evidente para todos los compañeros es que lo que había sobre la mesa no eran nuestros sueños ni nuestros deseos sino una puta mierda destilada a base de la más cruel de las resacas. Ni tampoco me sorprendió que ese mínimo pasillo que forman las calles del puerto se convirtiera en un autentico acoso por parte de esos que llaman relaciones y que sólo demuestran que rinden un culto excesivo a la pesadez y al mal gusto. A pesar de que las mujeres que te acechan son dignas de un homenaje, pero mira al pan pan y al vino vino y una cosa es llamar tu atención y otra es arrebatar de tu espacio un momento que haces tuyo.

Sin embargo lo más importante de todo es que allí estuvimos los compañeros, cada uno de un sitio y de un lugar, con más o menos afinidad entre nosotros, pero no por ellos no vamos a aguantar el tipo dando todo lo que tenemos, pues cojones somos funcionarios que menos.

Y poco puedo decir de la mañana, pues con tanta playa, tanto sol y tanto calor mi imagen se aleja mas y mas de ese singular blanco que me dominaba por siempre jamás.
Pues todo cambia y no tengo porque ser la excepción en todo lo que me propongo, de vez en cuando sigo a la gran masa y generalmente el verano va seguido de cierto color más cercano al moreno que al blanco mortuorio.
Sin embargo el sol calienta sin necesidad de tumbarte en la playa pues simplemente salir a comprar tiene sus consecuencias, como me ha ocurrido al mediodía, con el aire que te azota, con los rayos del sol cuando golpean tu cara, en tus brazos o en aquellas zonas de tu cuerpo desnudas y no tapadas; pues todas ellas son victimas del poder infernal que supone la exposición al astro rey.

Menos mal que el Hipercentro de la carretera de San Antonio cuenta con ese salvador aire acondicionado que te da ese pequeño respiro para pensar friamente lo que vas a comprar y para descansar de tanto bochorno y tanto calor sin sentido. Pero no todo es jauja pues cuando sales por la puerta el sufrimiento olvidado se postra frente a ti por partida doble pues cualquier cambio que se torne en agradable siempre es más llevadero que esa caída al fuego de los infiernos que parece convertirse el aparcamiento que rodea el Hipercentro.
También el interior del “OLO” pues nada ni nadie podemos escapar de este bochorno. Tampoco la casa se libra a pesar de esa dulce brisa que en ocasiones cruza mi habitación y que yo inocentemente, como un niño de tres años, trato de cogerla, de atraparla y hacerla mía en mi mano, bajo el puño cerrado pues me gustaría que permanentemente hiciera eco de mi ese agradable fresquito que entra y huye, que siento y al instante desaparece.

Poco tengo que decir ya en un día escrito una semana después, pues sólo recuerdo esa discoteca bajo una noche de jarana.
Ya no sigo apuntes pues a veces no tengo tiempo ni de eso, pero me alegro pues la teoría a veces peca de resolver la vida alejado de cualquier problema, ya que bajo mi punto de vista hay que estar dentro de un contexto para tener la completa sensación de que lo que piensas pueda tener ciertos cimientos.

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