23-02-10

23/02/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Nada más abrir los ojos una sensación de agotamiento me invade, atrapa mis piernas y me deja sin fuerzas, logrando que la alarma del despertador no sea más que un sonido molesto dentro de una oscura habitación. Sólo The Killers parecen advertir tal utopía mientras desde radio 3 suena su tema “ Somebody told me“, con unos desesperados acordes que rebotan en el techo sin llamar la atención de un cuerpo que lejos de ser contagiado por ese ritmo pegadizo, continúa en un limbo cada vez más alejado de la realidad ibicenca. Mis andares cansinos me conducen al baño, otra mirada a través del espejo y ese ser carabanchelero-ibicenco hace su aparición, para mostrar unos ojos más interesados en cerrarse al admirado mundo ibicenco que en vivir otra gloriosa aventura. Agua salada como único remedio y un buen truño mañanero para quitarnos el peso de la responsabilidad, de un ánimo en manos de un bote de RED BULL y en un lento despertar que cada vez te va jodiendo más y más. El techo del baño caído, hace las veces de cicerón, mientras la numerosa escayola del baño me roba las pocas ganas de bañarme que aún me quedan.
- Joder con el casero, bien se podía haber tocado sus putos huevos en vez de dar golpecitos al techo – me pregunto, mientras a mi cabeza viene ese vago recuerdo, ese regordete llamando al techo, esa escayola caída como parece estar mi ánimo en esta primera hora.
Abro la ventana de mi habitación y dos gaviotas me dan los buenos días, en un jodido día de aire, lluvia y desolación mientras “Will it grow” de Jakob Dylan suena como recompensa a tal esfuerzo supremo. Las dos gaviotas se posan en la azotea, lo suyo no son los altos vuelos y si la vida simple alejada del nido de preocupaciones y paranoias que rodea esta puta isla, ansiosas de un verano que como esperado tarda en aparecer, sus andares parecen cómicos y su vuelo cansado pero, sin duda, están más acostumbradas a este fuerte aire, a este paisaje de oscuras nubes y a unas calles cada vez más desnudas si cabe, por este jodido invierno isleño.
“Otro día más de puta realidad”, pienso mientras me visto con el uniforme oficial de puto ibicenco, esos pantalones de chándal validos para comprar el pan, validos para limpiar, validos para fregar, para correr, … y esas ASICS que a pesar de llevar a cuestas kilómetros y más kilómetros de isla, continúan luciendo un porte envidiable. Suena de “All along The Watchtower ” con un Bob Dylan entonando un himno que actualmente se queda en eso, en un himno, palabras y más palabras que el viento se lleva muy lejos. Me abrocho la CARHAAT y me siento seguro, ni el aire, ni la lluvia e incluso un huracán podrán impedir mi obligada visita a “LA CANELA” , su porción de tarta de queso, esos panecillos con semillas y como no su agradable pastelera. Espero el ascensor y desde el portal se oyen los ecos de “Black cowboys” de Bruce Springsteen mientras la puerta de la calle como de costumbre está medio abierta; “mol, mol, mol” escucho decir a dos nuevos vecinos, tan desconocidos para mí como su idioma, abstractas palabras que me alejan más si cabe por unas calles tapizadas por la lluvia, las obras y la espera de ese jodido buen tiempo que tarda en llegar. Sólo mi visita a “LA CANELA” parece alejar por momento todos mis fantasmas, con un saludo, una mirada, una desesperada sonrisa y … una porción de tarta de queso. DESAYUNO.- Porción de tarta de queso y NESCAFÉ CLASICO. Visito la tienda más cercana de MOVISTAR, con el cometido de actualizar mi viejo móvil, portando unos puntos todavía insuficientes para este nuevo capricho inalámbrico. Una visita de lo más gratificante, sobre todo para mis ojos, con esa rubia estilo Scarlett Johansson que lleva ya más de media hora atendiendo a una indecisa mujer con acento argentino, que parece ser no sabe lo que quiere y si lo sabe necesita un extenso discurso que abarca desde la creación de la telefonía hasta la aparición del Adsl. Miro el reloj, sin embargo, no tengo otra cosa mejor que hacer que ver a esta espectacular rubia, por lo que decido sentarme al fondo de la sala, mientras me pregunto si lo más importante en estas sillas es su posición estratégica, con un primer plano de la rubia, pues la comodidad en las mismas debió huir en el primer vuelo rumbo a cualquier parte lejos de esta puta isla. Mi sorpresa es mayúscula cuando al fondo del mostrador aparece otra tia buena, coño las deben fabricar, pienso. Esta morena me atiende siguiendo un método agil, rápido y muy profesional, que contrasta con ese “Quijote” recitado por nuestra clienta favorita, que ahora en un homenaje al inalámbrico, decide solicitar asesoramiento a través de su móvil:
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- Miiiira ya estoy en la tienda de celulaaaares, y me esta atendieeeeendo una chiquita rubia muy amable eeeeella, muy simpatica, y me pregunta cual es velocidad de nuestro Internet – le comenta a su interlocutor
- Y es muy guaaaaapa??? – le contesta su asesor ejerciendo funciones más de Casanova que de “Comodín del público”.
- Si es una chica muy guaaaapa y también muy simpaaaaática, pero creo que me deberías decirme la velocidad de nuestra red …

Así no me extraña que la lluvia caiga, la canas nos distraigan, la vejez nos despierte... y todavía esta mujer se mantenga de pie, imperturbable en una eterna oscilación sismica que la impedirá saber que quiere en la vida, cual es su existencia y que cojones quiere comprar en esta humilde tienda de móviles, regentada por esta guapísima dependienta que con una sonrisa de complicidad agacha su cabeza tímidamente para posteriormente chocar nuestras miradas, mientras mi deseo inconscientemente intuye un grito de auxilio, dentro de ese coloquio hispano-argentino que continúa su curso y del que sólo ella forma parte:
- … Guapiiisima, con unos ojos negros y unos labios profuuuundos…

… de deseo y pasión no te jode, aquí la “García Marquez”…, pienso mientras recojo este nuevo movil, con una agradable sorpresa en forma de modem usb, un regalo promocional que quizás me permita acceder a Internet desde casa con una velocidad más que digna. COMIDA.- Arroz a la cubana. Tras la enésima limpieza de fuegos y suelos, a ritmo de “Shelter from the Storm” con un acertadísimo Bob Dylan, decido echarle valor y al toro; ese baño mitad escayola desparramada, mitad escombros procedentes de las Antiguas Guerras Ibicencas, necesita un repaso o más bien una reconquista en forma de limpieza. Llamo a mis tropas, un nuevo RED BULL para subir la moral, y con un primer ataque por su franco derecho, el más desguarnecido, provoco las primeras bajas en el enemigo. Un nuevo trago, seguido de otros más y mi corazón para acelerarse dentro de un mundo de naturaleza frágil vencido en esta ocasión por mis ansias de limpieza, la toma del baño es un hecho, los libros de historia no harán referencia alguna, sin embargo está noche podré bañarme sin miedo a posibles represalias. Mientras tanto dos cazuelas se encargan de cocer la suficiente pasta como para permitirme subsistir estos tres días de curro que me aguardan, espero se hagan cortos, pues después otras vacaciones y una nueva vuelta a Madrid me espera. Un Madrid que no espero haga cambiar mi suerte, pues si mi destino ya está fijado, que menos que vivirlo para tener una opinión lo más valida posible. Una opinión de primera mano, sin necesidad de intermediarios, una opinión con su posterior debate, una opinión que al menos me permita tener “una historia que contar” como así lo hizo el gran Rosendo Mercado, en su disco en directo, que me permita ser ácido con el gobierno o en su caso, corrosivo, que me permita llenar mi tiempo con frases más o menos acertadas, que me permita creer sin ocultar la realidad de un “pescado que lleva vendido hace ya mucho tiempo”.
Acto seguido, con todo el papeo sobrante, preparo la cena, así mato dos pajaros de un tiro; lechuga, salchichas, tomate, bacón, arroz, albóndigas, pasta, un popurrí ibicenco, al que sólo yo parezco darle un sentido. CENA.- Popurrí ibicenco. Suena Bob Dylan con su “Like a Rolling Stone”, en esta ocasión en unplugged, con una nueva versión que pone los pelos de punta y demuestra que los genios, genios son. Me echo en la cama con la agradable lectura de “Trilogía sucia de La Habana”, diferentes historias de sexo, denuncia y pobreza, ¡¡¡que novedad!!!!. La vida sigue igual.

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