XVI

REFLEXIONES DESDE LA CLANDESTINIDAD
(Desde la "Puta Isla de Mierda", a veces, hasta los huevos de ella)

Encuentro un HOLA del mes de agosto, del que paso sus hojas como un autómata desequilibrado a punto de joderla, parece mentira que seamos nosotros mismos los que matemos el tiempo de la forma más insustancial posible.
Me importa un huevo todo lo que se expone, la vida de toda esa gente que no se sabe cuando ni por qué decidieron acabar de un plumazo con su intimidad. La mandaron a tomar por culo sin darle las gracias, pues para ellos más que un amigo era un delito por el que sentirse culpables.
Yo sin embargo, disfruto de no ser más que nadie, por eso aborrezco la puta apariencia que respira esta isla, por eso ando por sus calles ajeno a todo lo que me rodea, disfrutando de una libertad tan humilde como anónima, ganada a cada instante.

Me quedo quieto en una hoja del puto HOLA mientras el tiempo parece detenerse, en ella se muestra la fiesta del FLOWER POWER en PACHA, una ceremonia a la que acudí no hace mucho y de la que aún guardo gratos recuerdos.
La información trata de ser adornada por las típicas fotos que no desvelan nada, ni siquiera la verdadera esencia del momento, o al menos lo que yo viví, pues gracias a Dios nunca vía a la Obregón; quizás porque su egolatría chocaría una y otra vez sobre la pista, sencillamente porque no es más que una tonta de las muchas invitadas al baile. Sin embargo, ahí está sonriendo inútilmente a la dulce falsedad de parodiar constantemente a Peter Pan.
También aparecen otros y otras figuras del esperpento rosa, todas fotografiadas desde su emplazamiento V.I.P con el fin de engrandecerles como putos idiotas.
Cada vez más las personas buscamos una diferenciación absurda entre nosotros mismos, pues en nuestro subconsciente sabemos que no somos tan diferentes. La tontería, el dinero y la puta gilipollez nos aleja de nosotros mismos y de nuestros semejantes.

Sin embargo no tengo reparos en admitir que esa noche me pareció perfecto la creación de esa especie de submundo que nos separa por momentos; pues mientras sonaba “Roadhouse Blues” de los THE DOORS disfruté y bailé sin ocultar ese sentimiento que me hizo comprender que estaba rodeado de gente sana, buena gente, sin duda la mejor.
Eramos sólo cuatro dentro de esa multitud uniforme que inundaba la pista de baile, sin embargo eramos suficientes, pues ese halo de honestidad y buen rollo hubiera bastado para derrotar cualquier horda de feroces mutantes; por eso MAGNETO acaba siempre derrotado, pues su ejercito adolece de eso, del espíritu que te hace confiar en el otro, de dar la vida en la batalla si resultase necesario.
La de ostias que han recibido por mi parte, y las que les queda pues no son más que trozos de papel desfragmentados que no van a ninguna parte.

Por eso me suda la polla no haber visto la HARLEY mientras sonaba “Born to be wild”, ni haber permanecido cerca del escenario donde se centraba la fiesta, pues aparte de que mi sitio esté en la barra, como dice el título de la canción “hemos nacido para ser salvajes”, salvajes y honestos con quien se lo merece, añadiría yo.

Y sobre todo hemos nacido para cagarnos en la puta apariencia con la que disfruta esta “PUTA ISLA DE MIERDA”

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