13-04-10

13/04/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Mis tripas suenan constantemente, hoy no hará falta despertador, "es tu día de descanso" le digo, mientras intento comprender esos constantes ruidos tan molestos. Pero no entiendo su idioma, si tuviera Internet podría bajarme un diccionario que me sirviera para comprender esos rugidos. Me dirijo al baño para sofocar mis desesperadas ganas de mear, mientras vacío mi organismo de ese líquido amarillo denominado orina, las tripas parecen entonar una familiar melodía. "Coño, si es el Pan de Higo de Rosendo", grito sorprendido. Para segundos después simulando un familiar karaoke gritar a los cuatro mares el estribillo de este solemne himno carabanchelero:
- "… disparando pan de higo … " -

Qué momento, la piel de gallina y el ánimo por las nubes al recordar esos conciertos de Rosendo. Todos son iguales. Comienza con los temas de sus últimos discos, tiempo entonces para tomarte un mini con los colegas, hasta que llega el momento que lo cambia todo. Y es cuando suenan los primeros riffs de "Flojos de Pantalon", entonces todo cambia. Deja el mini, mejor será que te lo hayas bebido ya porque ahora toca botar y disfrutar con los clásicos. Así es Rosendo, repetitivo como la mayoría de sus canciones. Siempre es igual, no suele cambiar. Pero acaso nuestra vida es diferente, siempre sigue un rumbo común. Nos solemos levantar, para comer, mear y cagar todo lo comido. Y solemos tragar mucha mierda, ¿o no solemos tragar mierda?. Yo creo que si. No sólo cuando comemos, sino ya en nuestra vida diaria. Tragamos mierda en el trabajo, siempre hay un jefe cabrón que disfruta tocando los cojones, un amargado diría yo. Y hay que tragar mierda o mandarle a tomar por culo. Tragas mierda con el mero hecho de respirar, todo contaminado, podrido, nuestro organismo tiene su propio bunker anti-mierda. Pues a veces hay demasiada mierda y buscamos un lugar seguro donde estar a salvo, aunque sólo sea por unos instantes. Segundos que se hacen minutos y estos se convierten en horas, protegidos en nuestro bunker anti-mierda. Pero nunca salimos curados, siempre hay secuelas, el bunker anti-mierda sólo es el pan de hoy, ¿pero qué hacer con el hambre de mañana?. Otra vez la mierda en forma de incomprensión, de continuos mal entendidos. ¿Si la vida es rutinaria
por qué las cosas no se hacen del todo bien?. Tropezamos y tropezamos. Quizás porque unos pocos lo quieren todo. ¿Para qué? no lo se. Cuanto más tienen más quieren. Nunca serán felices y les da igual. Les gusta ver la infelicidad en los demás, pues les recuerda a ellos mismos. No quieren estar solos en su puto mundo de mierda. No han sido capaces de crear un falso mundo de felicidad como los demás y prefieren jodernos antes de ayudarse a si mismos. No tienen el suficiente valor para tomar las decisiones necesarias. Quieren joder las risas, los buenos momentos. Ni ellos mismos saben lo que quieren. Han sido ellos solos los que se han jodido, sin ayuda de nadie, y ahora les toca el turno a los demás. Y la mayoría de ellos ocupan puestos de responsabilidad, perdón en estos casos de irresponsabilidad. Pues son incompetentes, ineptos, incapaces, como así lo son en su vida privada. Por no valer no valen ni para irse a tomar por culo. Son incompetentes en cualquier ámbito de la vida. Lo triste, que ellos lo saben. Y explotan su única habilidad, joder cuanto les rodea.
Por eso tragar mierda llega a convertirse en cotidiano, nos levantamos y admitimos que hoy toca tragar equis kilos de mierda; por desgracia tragar mierda forma parte de nuestra rutina diaria.
Pero yo al menos, en estos instantes, no estoy tragando mierda más bien la estoy expulsando. Sentado en la taza del vater con el enésimo libro de Charles Bukoski leo apaciblemente, mientras de mi culo salen unos extraños copos de mierda. Está nevando mierda. Y esta se amontona, un pedazo junto a otro formando una especie de muñeco de nieve. Pero sin nieve, con mierda. Mucha mierda. Le daría los buenos días pero me decanto por tirar de la cadena. He sido grosero con la mierda, lo se, pero una vez más me encuentro cansado. Ayer me acosté pronto, no eran ni las doce y ya estaba dormido, sin embargo sigo cansado. No se por que cojones me hace esto la isla. ¿Por qué me chupas la sangre puta isla de mierda?. Yo no soy nadie, sólo escribo lo que se me ocurre. Sin hacer daño, sin acritud. Sobre mi cabeza avanzan multitud de ideas si no las suelto, explotaría. Tengo que escribirlas, me cuesta hablar sobre ellas. Pero tú isla de mierda pareces disfrutar manteniéndome cansado, cada vez más y más cansado. Huyo del RED BULL, pues nada me hace y nunca es bueno soportar cualquier dependencia. Aunque siempre dependemos de algo, del dinero, este puto capitalismo de mierda nos ha hecho depender del dinero. Dependemos del trabajo, algunos se han convertido en auténticos lameculos con tal de mantener tal dependencia. Respiramos, por la cuenta que nos tiene, de eso dependemos sino la jodimos chato. Dependemos de las jodidas costumbres, del que dirán, que murmurarán, e incluso para algunos de la jodida apariencia. La vida son múltiples dependencias. Pero nunca de un puto RED BULL. Que te jodan RED BULL de mierda.
Me siento y escribo en el portátil, sin música tranquilo, echo de menos a Tom Waits, ahora lo escucharé pero antes escribiré todo lo que me viene a la cabeza. Bueno no todo, pues tampoco esto es un confesionario. Este diario sólo es una humilde terapia para soportar esta isla de mierda.
Con la ventana cerrada observo como vuelan las gaviotas, parecen extrañadas, no entienden porque la temperatura ha bajado. Desconsoladas vuelan en busca del sol, al igual que yo no entienden los continuos cambios climáticos.
Abro una caja de galletas, con sabor a naranja anuncian en el envase, rompo el plastico que las envuelve y saboreo la primera galleta. Las primeras galletas son las mejores, cualquier otra que te comas otro día nunca sabrá igual, estará mas seca o más blanda, o todo lo contrario más dura e incluso perderá su sabor característico por un amistoso rancio. Son por eso las primeras galletas las mejores. Como la vida misma, los primeros momentos son los mejores, luego nada será igual. Como lo están las galletas nosotros podríamos estar atrapados en el vacío, sin saberlo, una vez que el manto que nos cubre se abre, el paso del tiempo se convierte en un enemigo nada amistoso.
Ahora si escucho Tom Waits, sus canciones lentas a ritmo de jazz dejan en mi un agradable sabor de boca. Con los cascos puestos sólo yo me reservo ese momento.
Otra vez salgo a cagar y otra vez me distraigo con Bukowski; trago mucha mierda aquí en la isla, por lo que resulta normal mis continuas operaciones de expulsión y mejora intestinal. Bukowski en su novela se centra en la muerte, en sus idas y venidas al hipódromo, para dar rienda suelta a sus numerosísimas reflexiones. Yo sin embargo centro el diario en la puta isla y en mis continuas visitas al retrete. Sólo así puedo escribir. Un continuo fluir de ideas y de mierda o de mierda y de ideas, dándole más importancia a lo primero. Dos veces he cagado ya hoy y esto me ha servido para rellenar un hueco más de un día que no ha hecho más que empezar. Me siento tan inspirado que podría cagar hasta cuatro veces hoy.
Casi las dos, toca hacer la comida me jode dejar de escribir pero soy esclavo de un horario autoimpuesto como único remedio para escapar de este permanente estado de sonambulismo. El sonambulismo es una postura como cualquier otra, muy respetable, y quizás aplaudida por la mayoría de los ibicencos, pues no hago daño a nadie, sólo deambulo como alma en pena por unas calles que por lo menos a mi me parecen desiertas. Recorro los comercios, sin saber por qué. Sigo mis pasos, pero también ellos desconocen a su líder; no tienen una figura en quien inspirarse, pues lo más cercano es un sonámbulo a ratos ibicenco, a ratos carabanchelero.
Tengo pasta en el frigorífico, lechuga, carne picada … veremos que sale de eso.
Cuezo unos espaguetis que sobreviven por el armario y junto a la pasta que ya tengo en el frigorífico, la carne picada y una fritura a base de cebolla, setas y pimientos rojos consigo fabricar una aceptable comida.
Los pimientos rojos van viento en popa, su precio en los comercios ibicencos sobrepasa ya los cuatro euros el kilo y no parecer tener limite, así es esta tierra ibicenca. En general todo ha subido, con la llegada de abril no hubo aguas mil pero sí un precio más alto en todas las cosas. Y para cuando el buen tiempo, me pregunto constantemente. Un vaso de hielo me espera en el congelador, correctamente guardado unas horas antes, es utilizado para ese cafelito que tanta falta nos hace.
Tranquilamente sentado en el sillón veo “SE LO QUE HICISTEIS …”, me hace reir y ser feliz en este extraño mundo ibicenco. Que más puedo pedir. La compañía de mi compañero de piso da una dimensión desconocida al programa. Sus gratificantes monólogos han sido sustituidos por innumerables comentarios cada cual más ingenioso.

Aparece un sket de góticos y él se muestra ansioso por hacer pública sus ideas:
- A ti te gusta esa forma de vida, a mi no. Yo creo que no están bien de la cabeza, ¿tú irías vestido así?. Pero ¿ese es un tío?, coño si parecía una tía. No jodas, yo creí que era una tía. Vaya forma de vivir, yo no viviría así. ¿Tú vivirías así?. No me digas que ibas a estar pintándote la cara. Y qué hacen estos en la vida. Joder con los góticos, vaya forma de vida. Tú no serás gótico. Bueno si no vas pintado no eres gótico. Tú fíjate esa tía, o es un tío. Joder será una tía, si han dicho que es una tía. O han dicho que es un tío. Al final no me he enterado si es un tío o una tía. Normal cuando se es gótico no se sabe si se es un tío o una tía. Esto de ser gótico vaya forma de vida. Tú el otro día saliste todo de negro ¿no serás gótico?. Mira espera a lo mejor dicen si es un tío o una tía. ¿Qué han dicho que es un tío o una tía?.

Y así acaba el sket, no el de la televisión pues prácticamente ni me he enterado de que iba, así acaba nuestro sket, como acaba el café con el hielo a base de innumerables interrogantes sobre tíos y tías. Sobre góticos y góticas.

Pero los comentarios que pueblan el salón son innumerables, abarcan todo tipo de sugerencias e ideas, así cuando aparece PAULA PRENDES la conversación deja el aroma gótico para tomar otros derroteros.
- Qué guapa es esta chica, ¿a ti no te gusta esta chica?; fíjate que acabas conociendo una tía así en la isla, aquí te quedas toda la vida. De aquí no sales, enamorado y aquí toda la vida. Vaya jodienda. Que no te quedarías tu, dime. ¿Qué harías si una tía de estas te dice que te quedes?. Pero eso no va a suceder ni a ti ni a mi nos van a decir eso, y menos una tía de estas. ¿A que llevo razón?. No me dirás tu que no. ¿Qué harías si una tía de estas te dice algo?. Oye es un poco bajita, mas manejable. Oye decías que tenía los ojos verdes, yo creo que no. Que no los tiene verdes que te lo digo yo. Pero da igual, vamos te dice algo una tía de estas y al final te quedas aquí. Jejejeje, imagínate tú aquí toda la vida después de haber estado despotricando de la isla. Lo que me iba a reír, vamos que la ibas a decir que no a una tía así?

Pero no sólo PAULA debería sentirse halagada por sus múltiples piropos pues para todas ellas hay un comentario ingenioso. Otra reportera y otros comentarios.
- Fijate esa chica que joven es, ¿cómo dices que se llama?. Mira que morenita está de la playa. O es la playa o ha pasado por la máquina. Vamos no te follarías una tía así. Dices tú de la Patricia Conde, esta está mejor. Mira tiene la piel más tersa. La mujeres a partir de los treinta ya no es lo mismo. Se les nota te lo digo yo. Mira tiene la raya del bañador, ¿has visto?. Cómo no pueden hacer topless por si las pillan. Vamos ¿no te follarías una tía de estas?. Vamos ya mismo. Que lo se yo. ¿Cómo dices que se llama?. Cristina. Pues Cristina. ¿Vamos no te follarías a la Cristina?. Corriendo. No tardabas ni medio segundo. Fíjate que patorras. Y que tetas.

Incluso opina del programa como buen conocedor del mismo.
- Yo no veo el programa, pero el tío este es muy gracioso, ¿cómo dices que se llama?. Miki Nadal. Es gracioso si. Y el otro también. ¿Qué otro? Pues el otro. ¿Hay otro más, no?.Si coño el que lo presenta con Patricia Conde. Si, ese es el que lleva el programa, un tio muy ingenioso, eh. Ese es realmente el que lleva el programa. Yo suelo ver “Saber y ganar”, hay cada tío más listo. Les hacen cada pregunta, yo no sé como son capaces de saber la respuesta. ¿Tú no lo ves?. Deberías verlo, hazme caso. Va cada uno allí, que gente más lista. Allí todo el que va es listo. Menudas preguntas les hacen. Lo que pasa que no es gracioso.

Para todo hay un ingenioso comentario, incluso durante los anuncios:
- Dos minutos de anuncios, no me lo creo. Voy a cronometrarlo a ver si es verdad. Muchas veces te engañan que lo tengo yo cronometrado. ¿Tú no cronometras los anuncios?, yo lo hago y te engañan, hazme caso. Te dicen dos minutos y es mentira. Nos engañan, jejejejeje. Pero a mi no, que lo se yo. A mi no engañan. Cronometra los anuncios, verás como hay veces que nos engañan. ¡¡¡NO TE PUEDES FIAR NI DE LOS ANUNCIOS, jejejejeje!!!

Tras beberme el café, con todo el dolor de mi corazón debo abandonar el salón, me siento apesadumbrado pues ya no seré testigo de tan gratificantes comentarios pero no me queda más remedio que acercarme al gimnasio. Ya no sólo por acabar con la dichosa tripa sino porque me parece una gilipollez haber pagado tres meses y luego no disfrutarlo.
En el portal espero el ascensor, no tengo ganas de bajar escaleras, prefiero quedarme de pie quieto, anonadado, con la vista perdida, sin prisas y todavía con sueño. De repente se abre la puerta de enfrente, será mi vecino, pienso; un crío de apenas seis años me mira extrañado, no me quita ojo; ¿no se que mirará? ¿seré un bicho raro? quizás se pregunte ¿dónde va este tio?. Yo se lo diría encantado pero no se donde voy, como me ocurría en Madrid, aquí en Ibiza no se donde ir, ni que rumbo seguirá mi vida. Al menos se donde no ir, algo es algo.
En el gimnasio todo me pesa, me pesan las piernas, me pesa la tripa, el alma, incluso hasta las pesas. Pero lo que más me pesa es no poder decir nada a mi amiga la recepcionista del gimnasio, estaba fuera, en la puerta hablando por teléfono y cuando me ha visto me ha guiñado un ojo. Un saludo original, yo más clásico simplemente he levantado la mano. Los móviles a veces pueden ser tu enemigo, aunque en mi caso tampoco necesito muchas barreras para ver enemigos de lo más curioso.
Cada vez estoy más cansado, mientras escucho Extremoduro a través de los cascos no consigo escapar del sueño; no levanto casi peso y las series se hacen eternas. Al menos los vestuarios siguen limpios como de costumbre y la temperatura del agua es perfecta.
En el gimnasio cada vez hay más y más gente, el culto al cuerpo parece ser obligación entre los habitantes de la isla, se miran y se vuelven a mirar. Qué harían algunos sin espejos. Sin embargo algunos carecen de valor como para escapar de lo que puede llegar a ser una tortura. Es cierto que me canso con sólo ver las pesas, qué llego a ser artista de las excusas pero puedo decir con orgullo que hago frente a cualquier obligación que implique ir de manera continuada al gimnasio. La obligación del culto al cuerpo no es mi penitencia ni mi castigo. Algo tengo que decir cuando sobre mi renace con fulgor una respetable curva.
Aparco el coche y subo a casa; debo preparar la cena para una noche de curro, no tengo mucho, algo de arroz, salchichas … algo haré pienso, tampoco soy amante de las complicaciones. Pero antes escribo algo en el portátil, suficiente para llenar más espacio sobre el día de hoy en este diario. Cada vez escribo más, unas veces las palabras vienen a mi, no paro, el sonido del tecleo en el portátil llega a ser permanente y eso me encanta. Junto a la música todo se convierte en uno, mezclándose y eso me parece acojonante. Otras veces me cuesta. Sin embargo el escribir te convierte en alguien más analítico, te fijas en los detalles y es interesante. Te permite sacar punta a las cosas. Hay gente que no le gusta que se saque punta a las cosas. A mi me parece interesante. Todos con su sacapuntas, sacaríamos punta a todo, a los arboles, los edificios, los coches incluso llegaríamos con nuestro sacapuntas a las ciudades y sacaríamos punta a todo. Posiblemente acabaríamos con el mundo, destruido por el incesante ajetreo de estos jodidos sacapuntas. Pero quien puede asegurar que el mundo no acabará destruido tarde o temprano de una u otra manera.

RAYADA NOCTURNA:
Iba andando por la calle y vi a alguien, no se si conocido, pero me acerqué. Era mi rutina, no salí huyendo ¿por qué iba hacerlo?. Mi rutina no estaba tan mal, aparentaba ser una chavalilla de veintipico años, no era muy alta pero tenía unos ojos claros de esperanza como su piel, tan clara como la miel, un pelo moreno y unos sensuales labios.
“Coño al menos mi rutina no estaba mal”, pensé para mi viendo su contorneado cuerpo.
La verdad no tenía muchas tetas, las suficientes para mí diría yo y contaba con un buen trasero, eso si.
- ¿Sabes que soy tu rutina? – me dijo calmada.
- Si, me lo imagino – le dije acto seguido. No sé porqué pero lo sabía. Y le pregunté que hacía allí, porque se presentaba de ese modo, sin llamarme antes, ni mandarme al menos un mensaje al móvil. Aunque debería haberla dicho lo atractiva que era. Estaba orgulloso de que mi rutina fuera una “tia buena”.
- Se que te gustan las sorpresas – me dijo. Y era cierto me gustan los sorpresas. Claro ella lo sabía, era mi rútina y por tanto conocía todo de mi.
- ¿Qué es lo que quieres? – la dije sin entrar en preámbulos. Y eso me hizo sentir culpable pues debería haberla invitado a algo, una copa, una comida … no lo se. Pero debí haber hecho algo, no todos los días se presenta tu rutina.
- Quiero que te organices; que comas mejor, te cuides más y sobre todo ahora que se acerca el verano quiero estar morena. Te levantas tarde, eso es bueno para cualquier rutina, si te das cuenta no tengo bolsas en los ojos, sin embargo estoy muy blanca y últimamente has dejado de ir al gimnasio. Mira mis glúteos, están caídos, eso es de no ir al gimnasio. Así que organízate, soy tu rutina. Es hora de que me cuides. Oye y trata de peinarte, córtate las uñas de los pies, llega el verano no quiero que por tu culpa no pueda llevar chanclas.
- Está bien – Le dije a mi rutina. Era lógico que me dijera todo eso. Ella era una chica guapa, debía cuidarse, no tenía ninguna otra ocupación que ser eso mi rutina y eso a veces puede ser un castigo. En ocasiones un dulce castigo pero en otras puede convertirse en una tortura.

Nos despedimos. Yo tenía cierta sensación de culpabilidad, debía haberla invitado al menos a una cerveza, aunque siendo mi rutina hubiera pedido un zumo de melocotón. La mire mientras se alejaba, sin comprender porque decía que tenía el culo caído, a mi por lo menos no me lo parecía. Quizás quería conocerme, conocer a ese “tío raro” que no es capaz de organizar su vida para cuatro cosas que tiene que hacer. Conocer a ese tío raro que pasa la mayoría del tiempo cagando y escribiendo. Ojala vuelva para decirme que está satisfecha con lo que hago. Ojala vuelva y pueda invitarla a algo, hablar con ella …

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