31-03-10

31/03/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Suena el despertador y me pongo de medio lado, los babosos de Radio Marca no sólo no consiguen hacerme levantar sino que además tengo que escuchar todas sus tonterías. Cambio el dial tumbado, manteniendo en todo momento mi postura horizontal, sin abrir los ojos no sea que luego no pueda cerrarlos, que dominio de la situación sólo por dormir me tendrían que pagar. Suena Chambao, me reincorporo mientras el sol hace su trabajo, más madrugador que yo me hecha en cara su inmensa labor social:
- “Un respeto que soy funcionario. ¿Acaso no has leído el Estatuto del Funcionario?. Ya te vale” - le digo orgulloso de mi valía funcionarial.

Nos levantamos tarde, hacemos que trabajamos, también comemos y cagamos como cualquier persona normal, vamos. Pero a nuestro ritmo, sin prisas, tranquilos. La vida funcionarial es todo un arte. En un mundo repleto de enemigos, que nos acosan, nos castigan, que buscan congelarnos el sueldo. ¿Y qué habremos hecho, para merecer esto?.
Rápidamente me peino, no hace ni un mes que me corté el pelo y el flequillo ya me cubre los ojos. Vaya corte de pelo que me hicieron. DESAYUNO.- Platano y gelatina.
Rápidamente recorro las angostas calles ibicencas, busco un cajero. Inserto la tarjeta y mi vida cambia, mi cara también, por fin me han pagado estos cabrones. Compro la entrada de Fito y sus colegas los Fitipaldis. Soy el 1.200 según la entrada, demasiado Fitipero me parece a mi, en este submundo de la pesadilla electrónica. Me bajo a la carnicería, la del tal Galindo y como viene siendo habitual me atiende una pelirroja, con un pelo por momentos cada vez más rojo, podría esconderse bajo el mismo y camuflarse junto a la carne, pero ella opta por llevarlo recogido con una coleta simulando las tribus normandas. Sus ojos contienen un respetuoso color azul que ella muestra con multitud de gestos y muecas que pretenden imitar los miles de “pasaos” que pueblan esta nuestra puta isla de mierda. Hace filetes la carne con una elegancia fiestera, anda con su familiar ritmo, mueve la cabeza buscando el tecno-house .
Compra diaria.- Botella de 5 litros de SOLAN DE CABRAS, galletas LU, 2 lechugas y me alejo lo más que puedo de los pimientos, a casi 4 euros el kilo que menos.
Me papeo un bocadillo de jamón mientras tomo mi dosis de RED BULL; he comprado hielos lo suficientemente grandes para soportar el café sin deshacerse en menos de un instante. COMIDA.- Ñoquis con costillas de cerdo. Me cocino unos Ñoquis, cansado de los ñoquis, con una fritura, cansado de la típica fritura de pimientos, cebolla y ajo. Todo se repite incluso la fritura. La novedad las costillas de cerdo. Unas vez descongeladas las suelto en la sartén, para que junto …. conformen el enésimo plato sin sentido. Las costillas no saben a nada. Me cago en el proceso de descongelación, me cago en la congelación que se come el sabor.
Paso al comedor y enciendo el televisor, fiel a mi cita con “SE LO QUE HICISTEIS …”, me siento en el sofá con un café con hielo. Estiro los pies sobre la mesa, que descanso, pero ni mucho menos me relajo. Por el rabillo del ojo atisbo un grupito de mosquitos, ¿Qué estarán planeando?
ZONA DE GUERRA: IBIZA HOUSE
Tras localizar una tropa de rebeldes mosquitos, busco un lugar seguro no sin antes hacerme con mi arma, un efectivo matamoscas de “CASA JARDÍN”. Me adentro entre los sillones pegándome lo más posible a la televisión, reptando por el suelo lejos de su campo de visión. Sus carcajadas me permiten acercarme aún más, agito el bote de insecticida, todo listo para un funeral. Escucho sus historias, son sólo batallitas, se hacen los machos sin preveer su triste final. De un salto me acerco lo suficiente para que una ráfaga de “CASA JARDIN” les alcance de lleno. No hay segundas oportunidades cuando el suelo se convierte en un improvisado cementerio.
Recojo el portátil mientras termino de ver “Entre Fantasmas”, hay que ver lo buena que está la Jennifer Love Hewit de los cojones.
Quito los platos del lavavajillas, frego los suelos y hecho en cada habitación nuestro salvador insecticida; debo salir pues hoy es el día indicado para lavar de una vez por todas el “OLO”. No le he dicho nada, espero sea una sorpresa. Por la carretera, el enésimo atasco frente a la rotonda, que cojones les pasa a estos ibicencos cuando se acercan a una rotonda. Ahí parados, no hacen nada; filas y filas de coches quietos, ninguno pita; una disculpa colectiva, ellos mismos reconocen su mediocridad cuando se acercan a una rotonda. Tras minutos y minutos de ver pasar todo incluso el tiempo, llega mi turno, torpemente consigo adentrar el “OLO” sobre la peligrosa plazueleta, conteniendo la respiración, ante tal riesgo.
- Joder ya sólo te falta conduncir como los ibicencos para parecer más gilipollas – me dice el jodido “OLO”.
- En el pais de los ciegos el tuerto es el rey – le contesto

Una vez en el recinto baño al “OLO” de jabón para posteriormente un salvador aclarado. Sin embargo aquí no acaba la tarea, pues del interior del “OLO” se despide el verdadero sabor de la mierda. Todo repleto de polvo, del cuenta kilómetros nada se ve, la velocidad se averigua por instinto el polvo ha hecho mella, como también se ha adueñado de la tapicería, los asientos y unas esterillas que no sólo despiden olor a mierda. Sin embargo antes utilizaremos la famosa aspiradora de gasolinera, como un vil mercenario por el módico precio de un euro realiza su trabajo eficientemente, acabar con la mierda. Absorve cualquier partícula, sin piedad pues no ofrece ningún remordimiento con la mierda. Yo no doy abasto, los asientos de delante, los de detrás, el suelo, los pedales … todo, todo está lleno de mierda. Ya van tres euros y el interior del coche ofrece otra cara, pero todavía no hemos terminado. Aún queda el limpiador multisuperficies del Eroski como nuevo remedio. Sin embargo, un contratiempo pues la clavija del spray parece joderse, una autentica putada pues no sale ni una ráfaga. De nuevo a casa, de nuevo las rotondas y de nuevo los incomprensibles atascos.
De nuevo con un nuevo limpiador multisuperficies, no doy tregua a la mierda. Me he propuesto adueñarme de ella, para acabar dejando el coche como la patena y nada me lo impedirá ni las rotondas, ni los atascos, ni los putos ibicencos de mierda.
Le doy caña al spray una ráfaga tras otra chocan en la tapicería, los asientos, el volante, la guantera … nada se salva. El spray choca contra la mierda adueñandose de ella y entonces llego con la bayeta para aplacar tal rebelión y hacerme con ella. En una pasada todo parece correcto, dando como resultado una imagen de limpieza nunca antes vista. Joder parece hasta nuevo. Quito los clínex usados, las hojas con direcciones de Madrid, incluso un pase de Las Rozas Club de hace la friolera de dos años. Todo estaba allí junto a la mierda. Ahora sólo son recuerdos, bajo una bolsa de basura depositado, ya ni lo hecho de menos.
Las esterillas son más laboriosas, hay que golpearlas contra la pared primero para que suelten el polvo, la mierda y demás objetos inanimados que por extrañas razones se encuentran ahí pegados. Una vez realizado tal tramite ya podemos utilizar la famosa aspiradora que todo lo puede, que no deja rastros de mierda, implacable en su función, dejando la esterilla como nueva. Tampoco el maletero se libra, con menos detalle es cierto pero tampoco sin repara en esfuerzos.
Todo parece correcto a simple vista o eso espero pues debo irme a cenar con los compañeros de trabajo. De camino a casa las mismas rotondas con los mismos atascos, sin embargo no todo es lo mismo, del interior del coche se respira un aire limpio, lejos de ese ambiente cargado fruto del sudor y de la mierda.
Consigo aparcar más pronto que tarde y eso ya es un logro en este puto mundo ibicenco; me baño para quitarme el olor a mierda pues no quiero que me siga rumbo al restaurante. En Sa Carroca se encuentra medio cuerpo funcionarial cenando unos pinchos acompañados por cebolla, pimiento y patata. Tampoco hacemos asco a unas tostas, como aquí llaman a la ternera o jamón sobre un apetitoso pan tostado con tomate. Todo está bueno, pues si algo tenemos los funcionarios es buen saque. De fondo el Arsenal – Barcelona. Nueva victoria del Barcelona. Con el deseo de no ver jugar al Barsa la final de Champions en el Bernabeu. Tanto despropósito del Madrid no merece tal castigo, por lo menos los aficionados. Termina el partido y los mosquitos parecen adueñarse del ambiente, la mesa parece estar dominada por ellos, son implacables. Continuos ataques, noto picores y más picores en las piernas. Imposible hacerte con ellos pues el salón está repleto. Como si obedecieran a los dueños del restaurante hacen huir despavoridos a los clientes, nadie queda tras el partido, los mosquitos han hecho mella, han acabado con casi todos ellos. Sólo quedamos los funcionarios, pues podemos con los mosquitos y mucho más, sobre todo cuando nos invitan a un licor de hierba; ahí no hay mosquito que valga.
De camino a casa los picores van en aumento, me daría un baño pero prefiero dormir y olvidarme de ello; hoy ha sido un día provechoso, con una gran labor social. Por fin tras casi seis años de convivencia me digno a limpiar el “OLO” por dentro, el no me lo ha agradecido, pero sobran las palabras pues si algo hay entre nosotros es sentimiento. Se que cuando veníamos hacia casa se le ha saltado alguna lagrima que otra, pero es normal pues como buen alemán es rudo y recto, pero también tiene esa sensibilidad propia de su dueño. Pues la tecnología alemana también tiene sentimientos.

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