26-05-10

26/05/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Toda una noche de trabajo, sentado, blasfemando desde el portátil, tecleando, viendo un documental de Bukowski, escuchando su poesía; no tengo ninguna poesía, dejé de escribirlas hace tiempo, sin embargo a mi cabeza vienen ideas como hasta a mi ha llegado “The Closer”, nada de “Perdidos” pues fui yo el que me perdí ante tanto lio, tanto interrogante, tanto sin sentido. De repente perdí el interes, ví al chino cuando le creí muerto, los que lucharon por salir de la isla acaban volviendo mientras el tiempo retrocede como avanza, nada parece tener sentido incluso la isla parece que avanza y otro avión se estrella y no entiendo nada. Por eso me pongo en manos de mis ojos nada despiertos, me siento estiro las piernas y después de escribir en el diario, dejo que sea “The Closer” quien ocupe mi tiempo. Una nueva temporada con Brenda y su equipo, me encanta esa Brenda, tan difícil vivir con ella como lo es no darse cuenta de su talento, su sangre fría en los interrogatorios … mi serie preferida tras cuatro temporadas. Todo encaja, los guionistas, los actores … y una nueva temporada. Espero no sufrir decepción alguna. La veo con un RED BULL en la mano, he vuelto a las andadas, ni la imposible excusa me vale como referecia, no debería beberlo y punto. No se porque tengo que estar despierto, puto trabajo de mierda. No ha comenzado el día y ya estoy escribiendo; juego a un monopoly instalado en el portátil, ni cinco minutos ocupa de mi tiempo; veo “La hora de Jose Mota” con sus buenos momentos, te arranca una sonrisa y eso me parece suficiente. Y así pasa el tiempo, arañando segundos, quitandote instantes de vida, la noche se hace dura cuando parece que nada avanza.
Tras el curro, aparco el coche, el “OLO” cada día está mas guarro, impregnado por la mierda tanto por dentro como por fuera, ya no puedo esconderla, poco dura la alegría en la casa del pobre. Los asientos están cubiertos de arena, fruto de no guardar la bolsa de playa en el maletero, un despropósito más para alguien acostumbrado a dejarse llevar. El “OLO” no dice nada pues ya conoce mis desbarajustes, mi descontrol con mi amiga la mierda. Sin embargo tengo la lección bien aprendida y no tardaré mucho en limpiarlo, y será entonces cuando comenzaré a tomar conciencia o al menos aprender de mis errores, pues no es nada didactico amontonar esfuerzos inútiles. Me doy un baño y me tumbo sobre la cama, para caer en un sueño profundo. La limpieza, las compras, la lavadora … todo pasa a un segundo plano, parezco haberlo olvidado cuando subo un peldaño más hacia una dulce oscuridad que me acompaña hasta casi las tres de la tarde. El estómago vacío pide algo, una mísera golosina, pero no tengo nada en el frigorífico, puto desastre hecho persona. Me frío un huevo frito con unas patatas pasadas por el microondas. El huevo aunque caducado sigue aún vivo, la caducidad parece un engaño o eso espero. Los hay que dejan sus años para vivir de su espíritu, como demuestra este huevo que supera los pronosticos que auguraban su lenta muerte a partir del quince de mayo. Tras freirlo no da muestras de esa lánguida agonía, lo masco, lo engullo, recorro su sabor para respaldarlo junto a unas todavía ardientes patatas, mi cuerpo quiere proteínas, quiere un sol que no le queme, quiere un frigorífico que autoabasteza, quiere un tiempo para él solo, una comida hecha, unas sumas que no resten, un coche que respire y se limpie, un lugar sin justificaciones …
Tras limpiar la cocina veo “Pacific” una serie similar a “Hermanos de Sangre” con la misma temática, la Segunda Guerra Mundial. Esta última basada en el enfrentamiento en Europa, la primera centrada en Japón. Los mismos productores Spielberg y Tom Hanks.

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