19-04-10

19/04/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Los pólipos disfrutan de mi habitación, toda llena de polvo, les hace más fuertes si cabe. Se agolpan sobre mi nariz obligándome a respirar por la boca. Yo los subo, aspiro aire con fuerza, pero todo es inútil. Anclados bajo las fosas nasales se han hecho fuertes. La medicación de anoche no parece surtir ningún efecto, quizás sería conveniente quitar todo el polvo de la habitación antes. Los restos de comida siguen escondidos en mis encías, aprovechando los espacios entre las muelas. El dolor en el cuello tampoco ha remitido; joder todo sigue igual, para que ha servido la noche. Todo sigue ahí; los polipos, los restos de comida, la tortícolis, todo en el mismo sitio y yo sigo sin descansar en el puto colchón de mierda. Nada ha cambiado, un nuevo día una nueva mierda.
Sin embargo comienzo a tener dudas de culpar al colchón de mis desdichas pues cuando dormí en la otra habitación descansaba mucho mejor, quizás sea la propia cama, algún muelle, alguna madera ha provocado que no sea lo cómoda que debiera.
El sol en la isla comienza a ser constante, una buena señal si no fuera por ese viento que disfruta moviendo toda la ropa tendida. No se que haré, como siempre trataré hacer todo para luego no hacer nada.
Debería ir a la playa pues cada vez queda menos para esa jornada de trece días de trabajo. Sé que me espera impaciente, deseando joderme, “tú eres el que tanto te metes conmigo, ahora vas a saber lo que es trabajar” , seguro que me dice eso. Con razón, pero que le vamos a hacer, a mi no me gusta trabajar. Levantarte pronto, cocinar comida el día anterior y luego estar allí simulando que haces algo. Jodido curro. Sin embargo es necesario. La sociedad se hace competitiva. Los hay que olvidan trabajar para vivir, optando porque el trabajo ocupe la mayoría de su vida. También los hay sin trabajo, jodidos políticos de mierda, ni ayudar a la gente saben. Un mundo repleto de altos cargos, de asesores, de comisiones, de desviaciones; el dinero en manos de unos pocos, que mal repartido está todo.
Mientras escribo voy comiendo unos MIKADO, mientras como no puedo respirar por la boca, otro simulacro de ahogo, por lo que mastico y trago cada vez más rápido; pediría ayuda a mi nariz para respirar, pero esta ha sido tomada por los pólipos, y estos no parecen tener idea de marcharse. Ya les vale. Son capaces hasta de ahogarme.
Con la ventana abierta escucho el aire, si remitiera me pensaría ir a la playa; por si acaso me corto las uñas de los pies, como mecedoras de grandes se resisten a ser extirpadas. Nada quiere salir de mi organismo, ni la tripa, ni los polipos, ni las uñas, … debo ser un gran anfitrión. Sólo la mierda cuando sobrepasa cierto límite quiere ser expulsada, debo tener mucha mierda en mi organismo, pues si algo paso son las horas muertas cagando. Tiempo que aprovecho para leer, escribir y demás tareas pues no sólo de cagar vive el hombre. Nunca he sido monotarea y cagando lo demuestro.
Escucho “Long Way Home” de Tom Waits, su estribillo parece decirme que me acerque a “La Canela”, no es necesario me lo diga dos veces. Sin embargo antes una buena cagada para ir más fresco, más sereno y a la vez con menos peso. Media hora cagando es mucho tiempo incluso para un amante de la desorganización como yo, sin mas remedio no me queda otra que posponer mi encuentro en “La Canela”. Mañana sin falta.

Sin embargo si me acerco a “La Mariana” a tomarme unas cañas con un compañero de trabajo. Que diferencia de trato, por no llevarme el zumo de melocotón a la mesa por poco si me lo tiran a la cabeza. Eso si con una sonrisa ibicenca. Sinceramente, tampoco espero mucha cortesía de esta chica, La Mariana o como se llame, máxime cuando siempre que nos sirve la recibimos con el hocico torcido. Pero yo la diría “hija mía que quieres esperar con estos precios y sobre todo esa ausencia de tapa”. Pero claro esto es Ibiza, y aquí para tapa mis cojones en vinagre, porque otra cosa. Yo muy gustosamente la diría a La Mariana que viajase a otros sitios y a otros lugares, al mundo del tapeo por una simple cerveza, a dejar a un lado las aceitunas por un instante, aunque cueste. Pues yo entiendo que las olivas son un manjar exquisito, ya sean con hueso o sin él, transportan al cliente a un mundo delicioso y lleno de sabores; Yo la alentaría en sus viajes para que aprendiera a tratar a todos los clientes por igual aunque algunos seamos transeúntes errantes. Pero todos somos hijos de la cerveza, o de estar sentados sin hacer nada bajo una amigable charla o simplemente mirando las musarañas. Pero nuestra amiga La Mariana siempre ha optado por otorgar muy arbitrariamente el grandísimo honor que supone tener sobre tu mesa un platito minúsculo al que se le llama tapa. Así es nuestra gran Mariana.
De camino a casa una COCA-COLA con una compañera en la Plaza del Parque, tras una amistosa charla ya cuento con plaza de garaje. A partir de mayo ya tengo aparcamiento, se acabaron las innumerables odiseas en busca de aparcamiento, los continuos sinsabores tras casi no llegar y ver a otro coche aparcar en el que tu creías tu sitio. A partir de mayo todo eso se acabó, podré ir a las calas sin temor al inexorable paso del tiempo, al miedo a no encontrar aparcamiento.
Preparo la comida lo más rápido que puedo, la engullo sin descanso, en un momento, como el instante de un acto reflejo, no queda ya nada en el plato; ni la verdura, ni la tortilla de tres huevos. Parte de ella la tengo guardada en los carrillos, para luego pienso. Barro y frego los suelos hoy es día de playa y no quiero perderlo.
Llamo al Bohemio y soñador, un compañero de trabajo que vive apartado del mundo civilizado, siempre y cuando se pueda llamar mundo civilizado a estas tres calles mal contadas que forman el centro de Ibiza. Pillo el OLO para seguir rumbo Cala de San Vicente, pues allí habita un hombre que presume de ser feliz, de ser un soñador y como no un bohemio. Un hombre que parece disfrutar de ese paisaje que sus ojos ven nada más levantarse, tras abrir la ventana de su habitación y respirar sobre el cielo puro y el azul del mar. Por eso voy para allá pues espero impregnarme de esa felicidad, debo encontrar esa felicidad. Las partículas fracasaron, pues no encuentro ese positivismo. Pero debo encontrar la felicidad, no se donde está, pero debo encontrarla. Y quizás se encuentre en ese ambiente bohemio y soñador que parece dominar la Cala de San Vicente.
El camino si algo tiene son curvas, plagado de eses, me recuerda aquellos borrachos victimas de la enfermedad del botellón. Paso Santa Eulalia, San Carlos e incluso Aguas Blancas, el camino hacia Cala San Vicente parece estar en el submundo isleño. Por fin, un desvío hacia la Cala, queda menos. Oh felicidad por fin nos encontraremos. Y por fin llega el momento, tras pasar unas obras doy con una urbanización. Y ahí ese compañero tan bohemio como soñador alzando el brazo con el fin de llamar mi atención.
- Oye ¿se puede aparcar aquí? ¿a ver si se van a llevar el coche? – le digo tras no ver aparcamientos por ningún lado
- ¿Quién se va a llevar el coche? Si aquí no viene nadie. Estoy yo y mi vecina para todo esto. Tu tranquilo que no se lo va a llevar nadie. Aquí no hay nada, por no haber no llega ni el tdt.

Y como si formara parte del reparto de la película “El Resplandor”, este compañero tan bohemio y soñador me muestra la urbanización; una piscina, una barra de bar, un campo de futbol sala, una especie de torreón y no se que más, todo deshabitado, sin un alma. Así en una extensión de terreno de lo más amplia, dos puntos se mueven en trazos discontinuos, el primer punto lo forma un bohemio y soñador; el segundo un extra de la película de “El resplandor” que busca ansiosamente ese misterioso concepto llamado felicidad.

- ¿No te da bajón vivir aquí tu solo? – le digo tras no ver un alma en kilómetros a la redonda
- Bajón, ¿Cómo me va dar bajón con este paisaje?, mira que acantilado, que agua más transparente y una piscina para mí solo. Que mas puedo pedir. A mi me gusta vivir así.
- Coño, pero hasta para pillar el pan tienes que ir en coche porque aquí por no haber no hay nada, no me jodas
- Está mi vecina. Estamos compartiendo el Internet. Además ayer llegó su madre, llamó a mi puerta y me llevó una paella. Luego yo las invité a café. Que más se puede pedir.
- Joder además sólo hay curvas en el camino.
- Jejejejeje, siempre te estas quejando. Yo voy a 50, tranquilo. No hay tantas curvas

Así tras esta defensa a ultranza de la vida bohemia y soñadora decidimos bajar a la playa. Tumbados en la toalla con una cerveza en la mano, le explico mi teoría:
- Oye tio, llevo aquí casi una hora y no me he impregnado del aire bohemio y soñador
- ¿Pero que dices, que te crees que eso está en el aire?, hay que vivirlo. Tu estas acostumbrado al mundo civilizado. Tu no podrías vivir aquí.
- Coño es que aquí no hay nada. Joder además aquí todo está a tomar por culo. ¿Cuánto tardas en llegar al curro?
- Hay 40 km. Yo voy tranquilo y el trayecto sirve para despertarme. ¿Cuántos kilómetros tenías tú en Madrid?
- 60 km, pero coño eran en línea recta, no había tantas curvas joder.
- Siempre te estas quejando, no hay tantas curvas. Vas despacio y ya está.

Y será cierto ¿que mis continuas quejas no me dejen ver esa atmósfera tan bohemia como soñadora?, será cierto ¿qué este impregnado por las ya famosas partículas negativas?. Ante la duda intento darme un baño, lo intento porque el agua fría me hace retroceder.
- Me cago en la puta como está el agua de fría.
- Pues ¿como creías que estaba? – me dice tocando unas notas de su guitarra.
- Joder pues más caliente – le contesto
- Eso es en verano, me han dicho que entonces está como el caldo. No te quejes tanto y disfruta del ambiente.

Y trato de disfrutarlo, cerrando los ojos y escuchando al Bohemio y Soñador tocar su guitarra.
- Coño como controlas, ¿sabes alguna de Radiohead? ¿y de Pearl Jam, sabes alguna? – le digo mientras admiro ese arte bohemio.
- No se ninguna de ellos. Mira a ver si sabes cual es esta. Tititiiiiii a guan yu ieeeeeahhhh -
- Coño esa es de la Credence.- le digo entusiasmado.
- Claro, ¿ves son cuatro notas?; todas son cuatro notas. Mira esta, beby ouuuuu beby Gonnnn ieeeeeeeehhhh
- Coño esa parte de los Zeppelin
- ¿Ah pues no lo sabía? Yo creía que era de la Creedence. ¿Seguro que no es de la Creedence?. Bueno da igual también son cuatro notas. Mira esta eahhhhh ou ehhhhh gou gou gou. Ves cuatro notas. eahhhhhh filin gellll. ¿sabes que canción es, por que me suena de algo?
- Y yo que cojones se.
- Será la Credence.
- Que cojones va a ser eso la Creedence, ahora van a ser todas las canciones de la Creedence
- Que si hombre que si todas son cuatro notas
- Qué cojones van a ser todas cuatro notas
- Que si mira escucha ieeeeaaaaaah ou ieeeeeaaaaah beibi beibi gou gou yeyeyeye
- Tocate los cojones ahora me dirás que es de la Creedence.
- Esta no, que te he engañado, estaba improvisando – me dice riendose este artista tan bohemio como soñador.

Se acerca las siete y se hace preciso retirar el chiringuito, como así lo hace el sol tras ser testigo de un acústico de guitarra en plena cala San Vicente. Espero que al sol le guste la Creedence.

- Tengo que comprar el pan. Ahora tengo que bajar con el coche a San Carlos. Vámonos ya.
- ¿Si quieres te llevo yo?
- ¿Cómo vas a llevarme para luego traerme?
- A mi me da igual, mi coche también tiene algo de bohemio y soñador no creo que le importe. ¿Si quieres se lo preguntamos?
- Jejejejeje, no hace falta ya bajo yo con el mío.
- Oye por cierto que tal con tu vecina, ¿Cómo te llevas con ella?
- Bien es una tia maja, no se si es hippie o punkie, pero parece maja, va a su aire, y lleva ya un año viviendo aquí.
- Mas vale llevaros bien porque sólo estáis vosotros dos para toda esta urbanización si encima os lleváis mal. Tú ten cuidado no te vaya a pasar como en la película “El Resplandor”; bueno todavía queda mucho para el invierno.
- Estas todo el rato con la película esa, y no la he visto. Y si la he visto no me acuerdo, ¿qué pasa en esa película?.
- Nada, nada, tú no tengas el hacha por ahí cerca.

En fin, así es este Bohemio y Soñador, una persona feliz; ojala la humanidad tuviera más moldes suyos, …


Tras cubrir las curvas correspondientes al Rally Ibiza- Cala San Vicente llego a casa sin notar nada en mi que no sea un cierto aire a bohemio y soñador. Sin embargo tras bañarme tengo la sensación de que ha desaparecido por el desagüe de la ducha.
Tras cenar me miro al espejo para observar que el sol ha acabado con ese blanco mortuorio que poblaba mi cara para dar paso a un rojo bohemio y soñador. No todo ha caído en el desagüe, hay esperanza mientras todo no se haya perdido.
Me acerco al cine para ver la película ganadora de los oscars “En tierra hostil”, pues su título me va que ni “pintao”; sin embargo voy más por los premios que por el título. Un coñazo pues ya desde los primeros diez minutos te quieres marchar. Sin embargo no sales por la puerta, posiblemente porque estás en territorio hostil. (Ver cuaderno)
Llego a casa y duermo en un territorio hostil como es Ibiza.

0 comentarios:

Publicar un comentario