12-05-10

12/05/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Suena el despertador con el “pesao” del Francino, si ese que no deja hablar a nadie, que cada vez cuenta con menos colaboradores, pues todos callan cuando él les interrumpe. Son más de las once y hablan de una pulsera que por lo visto regula el equilibrio, da más energía y no se que gilipolleces más. A treinta y seis euros la tontería y la peña se lo sigue creyendo. Cuando más interesante está el debate, va el Francino, perdón el “Cansino” y los corta, da igual que hable un erudito en la materia, ni un científico causa respeto al “Cansino”. Rápidamente los despide y a anunciar el Digital Plus se ha dicho. Hay que comer y costear nuestras mansiones, rojos pero no gilipollas. Por eso me levanto, pues me importa dos cojones que el Mundial de futbol le podamos ver por 15 euros sólo, ya tengo bastante con pagar el alquiler, la comunidad, el garaje y demás historias como para preocuparme por donde veré el puto mundial de los cojones.
Hace un día de puta madre, con sol casi sin aire, por lo que hago un desayuno ligero que no me quite el hambre. Pienso desayunar pronto para después pirarme a la playa. No se a cual, lo pensaré más tarde. Quizás vaya al norte, Aguas Blancas estaría bien.
Escribo en el portátil mientras veo una gaviota en la azotea, me han comentado que son un poco cabronas, atacan sin piedad todo lo que se mueve en el aire. Una vez se sienten amenazadas se unen para acabar de inmediato con su presa. Yo las observo, no parecen tan peligrosas, pero también comienzo a desconfiar de ellas. Siempre están vigilando sobre las azoteas, se turnan, nunca tienen un momento de descuido, creo que son mas de lo que aparentan.
Me preparo uno de los entrecot que sobraron de la comida que ofrecí a los compañeros de curro y cuanto más miro el frigorífico mayor es la sensación que tengo, pues creo que me va a salir carne hasta por las orejas. Todavía me quedan dos entrecot más y mañana me piro para Madrid. Quizás debería congelar alguno, ya no estoy para bravucanadas como las de antes, pues no tengo el estómago yo para muchos trotes. Si no fuera por esa limitación estomacal nada impediría un desayuno a base de entrecot, una comida a base de entrecot y una cena, bueno la cena más ligera, con una ensalada bastaría.
Tras la comida, una mínima limpieza y rápidamente pillo el “OLO” dirección Aguas Blancas. Por el camino escucho Ibiza Sónica en una sesión que yo la calificaría de magistral pero como no tengo ni puta idea de música electrónica y por regla general no suele gustarme, comienzo a tener mis dudas que lo que hayan pinchado en la emisora guste a la mayoría de la gente del mundillo electrónico. Pero a mi, como me la pela ese mundillo de mierda pues disfruto de la música y si por mi fuera la pondría en muchos garitos también de mierda. Por el camino encuentro al “Bohemio y Soñador” cada uno en un carril de la carretera, direcciones opuestas, le pito y paro el coche en una especie de cuneta. El “Bohemio y Soñador” da un frenazo seguido de un derrape digno de Fernando Alonso y se acerca con su buga dirección a esta misma cuneta, para acto seguido producirse un encuentro que quizás cambie el rumbo de la sociedad ibicenca. Un “Bohemio y Soñador” y un “Ex-sonámbulo Carabanchelero-Ibicenco”.
- ¿Donde vas tio? – me pregunta tras entrar en la cuneta como Fernando Alonso entra en boxes en cada carrera.
- Me voy a Aguas Blancas, si quieres pasarte, ahí estoy – le contesto tras respirar algo de aire una ráfaga de aire bohemio y soñador.
- Tengo que ir a Santa Eulalia y luego me quiero acercar a Benirrass que dicen que hay timbalada, si te quieres pasar dame un toque. Yo si veo que no hay nada, te doy un toque y quedamos en el garito que hay en la playa – me comenta tan feliz como de costumbre.
- Ok, tio. ¿Oye allí en Aguas Blancas digo yo que habrá Bohemias y soñadoras?
- Pues preguntaselo. Tu cuando veas una buena hembra vas y se lo dices. Nos vemos tio. Dame un toque si te aburres. Yo si no veo nada te llamo.

Y tras dar un nuevo giro a ese nuevo Ferrari con carrocería bohemia y soñadora, el nuevo Fernando Alonso se aleja, feliz como siempre, soñando con un mundo más justo y por qué no más bohemio si cabe.
A las 17:15 llego al aparcamiento de Aguas Blancas, todavía queda la famosa cuesta, una pendiente del copón llena de tierra. Algunos la bajan con coche, bajo mi punto de vista un error, porque los hay que no son capaces de sacarlo de allí. Pero cada uno es como es y tiene sus decisiones.
Así a las 17:30 ya estoy tumbado sobre la toalla, bajo la arena de esta cala o playa que los ibicencos llaman AGUAS BLANCAS. Yo pensaba que la tierra sería blanca, no se de donde coño sacaría yo esa idea, pues la tierra es del color que suele ser la tierra, o sea, marrón y a veces con mierda. Sin embargo esta es fina y suave, un familiar marrón fino y suave, sin rastro de mierda, al menos por ahora. En un principio deshecho la idea de embadurnarme con el puto protector solar de los cojones, pues el sol a estas suele ser benevolente con los cuatro desgraciados de piel blanca como la cal que pueblan esta puta isla de mierda. AGUAS BLANCAS y lo único blanco soy yo, sin rastro de sol en mi piel, sólo mi sombra es morena.
Acceder a Aguas Blancas conlleva su penitencia, una cuesta abajo con pendiente propia de un sufrido alpinista, nos permite llegar a este paraje formado por una serie de pequeñas calas separadas y protegidas por rocas y piedras que simulan paredes, la vegetación se esconde y entre la maleza todo es salvaje; aún así el puto hombre deja su impronta con dos chiringos bien estacionados que joden la naturaleza.
El sol comienza a calentar mi espalda, pero aguanto como puedo, hoy me siento amante del riesgo, como novio del moreno intento escapar de ese protector del cuarenta. Sin embargo no tengo mucho aguante pues tampoco me debato en una continua búsqueda por el bronceado pre-veraniego. Aunque sería conveniente acabar, aunque sólo fuera por unos meses, con ese blanco mortuorio que me persigue continuamente.
Sobre las desesperadas aguas de esta playa se sumergen una serie de rocas que consiguen dar más belleza al paisaje, sin embargo el agua continúa tan fría como de costumbre, pues si estuviera algo más templada me daría un chapuzón de muy buena gana. Pero todo son inconvenientes, primero el agua fría, segundo el puto constipado, tercero mis continuas ganas de cagar que no hacen más que tenerme sentado, inmóvil sin llevar a cabo movimientos extraños, sólo escribiendo y escribiendo, y mirando no se donde, posiblemente el horizonte. Por eso no me meto al agua, en pro de una perdurabilidad más duradera decido no cometer riesgos y echarme en la toalla sin hacer muchos esfuerzos.
Cuando miro a mi derecha me encuentro con tres tías tomando el sol, una de ellas de vez en cuando me atiende con un segundo de su tiempo, pues con una simple mirada parece que me observa mientras escribo en la libreta. Pues supongo que pensará, si alguna vez en la vida ha pensado en algo, que coño hará este tio escribiendo en una libreta. Pero todo son milésimas de segundo, pues al instante vuelve a cambiar a una postura más idónea, buscando un mayor impacto del sol sobre su piel. Tampoco yo la ofrezco mucho, una tripa, una piel blanca como un nevado invierno, sentado y escribiendo, nada original como para captar una atención eterna.
De vez en cuando se oyen risas, algo gracioso o algún comentario ingenioso, pero todo son figuraciones mías pues no las entiendo, posiblemente hablen frances, eso creo por su acento, pues sus voces me recuerdan a una canción de Carla Bruni, cuando Carla sólo era una modelo que cantaba canciones. Pero como siempre he dicho el idioma no es mas que una barrera más de las impuestas por el hombre, pues somos únicos a la hora de jodernos, pues la incomunicación de la especie es una de nuestras destrezas.
Me tumbo boca arriba y veo hasta siete gaviotas volando por todo el cielo azul que mis ojos consiguen abarcar, no paran las muy cabronas, por lo que decido escuchar música mientras bebo un VIVE SOY y pasar de ellas completamente.
El sol desciende rápidamente, ya ni pega como antes, pasa de mi completamente como pasa del resto de mortales que dejan de estar tumbados en la arena para recoger sus cosas y escapar no se donde. Me quedo solo en la playa. Se van las francesas, se va una pareja y otro italiano; parece que el mundo isleño está lleno de italianos. Al fondo cuatro tias se hacen fotos, llaman por teléfono, muchos gritos y muchas vueltas, parece que las partículas les alteran, pues ya se sabe que no a todos afecta de igual manera.
Me tumbo en la arena como si estuviera en una playa privada, privada de gilipollas, sin ningún tocapelotas pues ahí estoy yo sólo leyendo una nueva novela de Bukowski, “La Maquina de Follar”, así se llama el libro, ironías del destino. No son más que relatos cortos, algunos interesantes, otros más simples pero hasta ahora todos tienen algo. Eso pienso yo, y eso piensa el mosquito que se posa sobre las hojas impidiéndome leer con tranquilidad. Parece gustarle el puto cuento. En un segundo acaba con mi paciencia y le aplasto con el dedo, acto seguido su sangre impregna todo el texto. Sin duda ese reguero de sangre le gustaría a Bukowski, la muerte de un carnicero; junto a las letras de una palabra su huella muerta.
Recojo las cosas, se hace tarde y es hora de darse el piro; el viento arrecia y la temperatura se vuelve fría por momentos, sin embargo tengo tiempo para una buena meada, me saco la chorra tranquilamente y mirando al mar meo sobre las frías aguas de esta playa. Con tranquilidad, disfrutando del momento. Lastima que mi meada no caliente toda el agua de la isla, pues así haría una labor social, así conseguiría zambullir a todos los frioleros que como yo todavía no se han bañado en la isla.
Una vez subo la cuesta, llamo al “Bohemio y Soñador”, me comenta que está en casa, ya ha vuelto de Benirrass pues hacía mucho viento. Yo me alejo y tomo la carretera a una velocidad media de setenta kilómetros hora, “esto es Ibiza”, no olvidaré esa frase. Por momentos siento como me voy ibicenquizando; es un proceso lento pero constante, ya no me agobian los atascos que forman tres coches, cada cual más gilipollas, a velocidad de tortuga, sin sobrepasar de ochenta. Yo sólo sonrío, pues por momentos nada tiene arreglo en esta isla de mierda. Como ocurre en el gimnasio, la música sigue tan alta como de costumbre, los altavoces retumban, las máquinas se tambalean, el suelo sufre y mis oídos supongo tendrán posibles secuelas quizás permanentes. Un regalito de la puta isla de mierda. Entreno tan rápido como puedo, pero poder es mucho, pues todo me pesa, hasta las pesas de diez kilos me producen respeto. Hoy no está la “tia buena de recepción” por lo que no hago como que entreno, de vez en cuando estiro cerca de ella, hablamos de lo poco que se puede hablar, si se puede hablar de algo, pues yo la miro y la miro.
De regreso a casa una ensalada, algo de fiambre y a la cama, no sin antes enterarme que el Atleti ha ganado algo. Ni me lo creo. ¿El Patetico de Madrid primero en algo?. Pongo la radio y lo que parecía imposible se hace cierto, campeón de lo que antes era la UEFA, contra un equipo llamado Fulham. En la prórroga marcó Forlan. Patético de Madrid 2 los Ful de Ham 1. Joder como cambia el mundo desde que sobrevivo en esta puta isla del mierda ya hasta el Atleti gana algo.

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