06-05-10

06/05/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Ultimo día de mi libranza, con un gran sol dominando el cielo abro las ventanas de mi habitación, un día cojonudo de playa, sin embargo ando algo renqueante con esta puta tos que me tiene más mosca que un pavo en visperas de Navidad. La habitación sigue limpia, por un momento he conseguido organizarme, no se lo que durará, pero por ahora todo permanece a salvo.
Me acerco a mear, esta noche he meado 5 veces, un bucle urinario se ha apoderado de mi. Me levantaba a mear y como tenía la garganta seca, inmediatamente después bebía agua; el resultado, una hora después estaba con la chorra fuera, vertiendo ese familiar líquido en el retrete. Espero haya caído en el retrete y no fuera. Yo meaba por instinto, es algo congénito en mi, saco la chorra y meo, así de simple y sencillo; ahora bien hay que acertar y ahí está el merito. Me levantaba y ni me cabreaba, un sonambulo es así, ni siente remordimientos, ni padece sintomas de enfado, los cambios de humor no existen pues el sueño se ha apoderado de ti, te encadena y sólo te da permiso para echar esa jodida meada. Luego acabas volviendo, sin que te diga nada, pues inexplicablemente sabes el camino; caes sobre la cama, te das la vuelta y al instante estás durmiendo; así de fácil. Sin embargo también tiene mérito, pues después de mear cinco veces, caer dormido no parece tan fácil. Pero yo lo hago, me pongo de lado, cierro los ojos y a sobar se ha dicho.
Tras despertarme una nueva meada, esta vez sin retomar el camino hacia la cama pues ya parece tarde, casi las once, ya está bien. La cisterna parece sonar continuamente, joder ¿qué no está roto en esta puta casa?. Sin embargo no me enfado paso definitivamente. Hago tres o cuatro maniobras, levanto el botón, otra vez lo apreto y por un momento creo que lo arreglo. Pruebo otra vez, sin subirlo hasta arriba, a media altura más o menos y con eso deja de caer agua. Bueno, el que no se conforma es porque no quiere. Abro la ventana de la terraza, ya sin la sabana de las sabanas, puedo ver el sol, tiene cojones que hoy mi último día de libranza le de por salir. Mañana, según Internet, subirán las temperaturas, un buen día de playa, no para mí pues estaré currando para que el puto Estado nos baje el sueldo. Un desayuno a base de cereales, no me quita el sueño, pero al menos mantengo la tripa en estado de letargo. He parado a tiempo ese suicidio curvilíneo, sin embargo todavía no estoy fuera de peligro.
Escribo un atrasado diario ibicenco, no se si llamarlo diario pues en ocasiones escribo fuera de tiempo. Y como llamarlo “Reflexiones y rayadas de un sonámbulo ibicenco”, mejor dejémoslo como está. Acudo al Restaurante Antonio para comprar algo de comida, estoy hasta los cojones de cocinar, de fregar la cocina y demás mierda casera. Así es la vida del jodido Rodriguez y yo me sublevo, sobre todo cuando tengo algo de dinero. Una ensalada, unas salchichas con vino y de postre flan. Me doy cuenta como el flan reposa sobre un vaso con la siguiente frase de Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, bueno yo llevo haciendo lo mismo desde que llegue a la puta isla y siempre escribo en este diario algo distinto. Porque así es señor Einstein, yo cada mañana hago lo mismo, cago y cago, pero no tiene por qué ser siempre igual, unas veces cago un triste zurullo, otras veces por el esfuerzo diría que un avión de mierda seca, otras veces sopa boba … hay días que cago feliz con la compañía de un periódico, otras veces me siento inspirado y escribo, otras veces tengo sueño … y estoy “haciendo lo mismo”; o sea cagar y cagar.
Preparo las cosas y me piro al gimnasio, un día si y otro no, esa es mi asistencia. Joder vaya disciplina de mierda. Sólo espero que mejore el tiempo, no se cuando fue la última vez que corrí, desde luego por la altura curvilínea de mi tripa diría que hace ya mucho pero mucho tiempo, sin embargo tengo fe en erradicar estos pliegues que sobresalen cuando permanezco sentado escribiendo. Al menos disimularlos. Pero el gimnasio me aburre cada vez más, saludo a la tia buena recepción y ya está. Quizás una amena charla con ella pero nada más. Un baño con agua caliente, sin luchar con los grifos y para casa. Ni la camiseta traigo sudada. En cierto modo es mejor, pues apestaría todo el baño, pues no hago la colada todos los días, tanta ropa no gasto. Por eso acudo sin alegría, casi obligado, una sesión mínima de pesas, ya sin reproductor pues la puta música electrónica lo puede todo. Cada vez a más volumen, hace suyos a los ibicencos, almas perdidas que se mueven dentro de un laberinto sin salida, la dictadura musical no les hace libres, pero ellos no lo saben, se mueven buscando un sentido a lo que no tiene. Yo desde luego no veo que sentido tiene poner la música a todo volumen, los oídos sufren, la cabeza retumba …
De camino a casa quedo con los compañeros del curro para tomarnos algo en La Mariana, aquellos que toman una caña de cerveza o una copa de vino cuentan con su pincho, los que deciden probar otra variedad de la casa se quedan con las ganas. Así es La Mariana. Esta vez una camarera nueva nos atiende, aprendida la lección, ya nada me sorprende.
Me preparo la cena y una fritura para la pasta ya cocida, pues mañana hay que currar, más que nada para que no digan que los funcionarios no damos el callo.
Leo “Pulp” de Charles Bukowski hasta que se me cierran los ojos y es entonces cuando caigo no se si dormido o rendido.

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