22-05-10

22/05/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Suena el despertador son las nueve y media ¿qué horas son estas?; hoy vienen a ver no se que ostias de la luz para no se que ostias de la potencia, no se si la subirán o la bajarán, yo que cojones se si no es mi casa. En fin, suena Onda Cero del radio-despertador y yo ni fuerzas tengo; “Son diez minutos, levantate y luego te vuelves acostar” me digo a mi mismo. Pero no se si puedo, casi las diez y sigo acurrucado, en posición fetal, desafiando viento y marea. Las diez y diez y me importa un huevo, mi último día de vacaciones y quiero dormir … pero es inevitable, una rebelión sin sentido, finalmente me incorporo y me visto, me pongo la bata con eso es suficiente. Y sobre todo abro la ventana para que desaparezca ese olor a hombre ibicenco, mezclado con el sudor y el lindo aroma de los pedos. Así es el perfume que irradia cada uno, maravilloso para el que lo produce y asqueroso para otros. El hedor propio si es profeta en su tierra, pero una vez que sale de sus fronteras, sólo sufre la incomprensión y la intransigencia. Pues nadie queremos oler la mierda ajena, ni un gesto caritativo, ni un ápice de generosidad, somos egoistas pues sólo amamos lo nuestro. Y es ahí cuando el hombre se hace hombre y deja ver sus verdaderos impulsos, somos egoistas, ruínes, ambiciosos … no queremos los excrementos de los demás, odiamos compartir su mierda. Eso es lo que he aprendido de esta idílica estancia en un piso compartido, en unos monólogos compartidos, en una televisión a ratos compartida, unas baldas dentro de un frigorífico también compartido, todo compartido menos la mierda de uno y otro. Por eso ese afan por la higiene y la limpieza, para acabar con la mierda, pues nunca sabes si es tuya o del otro. Ni te lo planteas, ni lo piensas y acabas con ella. La tomas como mierda ajena, ni tan siquiera obtiene el beneficio de la duda, no hay principio de inocencia, sólo arrasas con ella. Pero también los hay que rehuyen de su propia mierda, compran innumerables perfumes, no se contentan con un humilde desodorante, ni tan siquiera una colonía, pues quieren oler a flores, a manantial, a primavera … desprecian su propio olor e incluso su alma entera. Todo su existencia oliendo a lo que no es uno, infiel a su aroma, ofendiendo a su propio hedor e incluso aguantando la honrosa expulsión de su propio pedo. Ufff que cansado es eso. De repente un nuevo yo, completamente perfumado, en una aromática valija, bajo una burbuja con fragancia de heno, para luego ser un esclavo pues no te puedes tirar ni un pedo.

Me acerco al baño a echar una meada, y como viene siendo habitual cada mañana, a mi llegan unas inmensas ganas de cagar. Las cierro el paso, espero visita, las digo. Pero todo es inútil, son mas fuertes que yo, están acostumbradas al ordeno y mando una vez que me levanto. Me acerco a la cocina y abro la ventana de lo que ojalá fuera una terraza cuando sólo es una simple galería. Todo se ventila menos yo mismo. El Alien se mueve por mis adentros, cobra vida, no es partidario del aborto, por lo que quiere salir fuera, pero no puedo cagar pues no tengo tiempo. Podría desayunar pero tampoco tengo tiempo, y si en algo pienso es en cagar y cagar. Parece que vivo para eso. Al final me siento en la taza, que remedio, y de una sola tirada expulso media civilización Maya. Me sorprendo que todavía sea capaz de cagar tal masa, no se como ha salido esa población de mi organismo. Sin tiempo para limpiarme el culo y ya está sonando el telefonillo, llaman desde abajo, los de la luz, me cago en la oxtia. Hago que corro, pues soy victima de unos andares grotescos. Me abrocho la toalla y abro a los que dicen ser de ENDESA. Mientras coge el ascensor y sube me limpio el culo y con algo de dignidad a cuestas abro la puerta. El tio sonríe al verme con cara de sueño, para medio minuto después marcharse, no sin antes preguntarme:
- ¿Está en el cuarto? –
- Si, si, arriba – y voy yo y le cierro. Supongo yo se referirá al puto Casero, yo por si acaso le cierro.

Así es Ibiza, la gente te idolatra cuando te ve durmiendo; es sabado, el menda pensará que vengo de jarana y me he corrido no se cuantas juergas. Un cierra bares, en este caso discotecas y un nuevo admirador en la isla, pues así es esto. Si eres un trabajador despierto, simplemente eres un pringao pero si abres dormido, con los pelos alborotados, las legañas incrustadas, los ojos ¿qué ojos?, la mente desmantelada pues no te enteras de nada, medio caído que no por los suelos es entonces cuando la gente te aclama. El underground ibicenco busca eso, ese héroe alejado de la cultura, del amor por el trabajo y si la diversión y la fiesta. Joder, con la isla tiene sus momentos.

Escucho Tom Waits mientras tecleo el día de hoy en el diario, no acaba de comenzar el día y ya llevo bastantes palabras, luego no cogerán en el puto Facebook, pues no se lo que le pasa. O soy yo o es él, pero se ha roto una relación modélica basada en el respeto. Basada en el tú me dejas escribir lo que me salga de los cojones y yo juego a una de esas aplicaciones de mierda. Pero nada es eterno. Espero no acabe, no quiero el triste final de todo lo que es bueno, con esa impresión de no haber aprovechado mejor esos momentos. No quiero que acabe como murieron las fiestas del PCE. No quiero que acabe como termina todo lo que es bueno.
Son las once de la mañana y al fin decido desayunar, en un relato de Bukowski decía que Hemingway escribía a primera hora de la mañana, de ahí la falta de humor en todos sus relatos, pues a esas horas ni al humor le es grato levantarse. A mi me suda la polla, pues yo escribo porque no tengo otra cosa que hacer, le he pillado el tranquillo al royo este y ya está. Paso del Hemingway, del Bukowski y de toda la peña. Vivo y dejo vivir. Y escribo cuando me da la vena. Como hablo menos, en mi cabeza se acumulan marañas de ideas que las suelto pero de otra manera, dando protagonismo a la palabra escrita y al continuo sonido del teclear con los dedos. Si hay humor o no hay humor eso es lo de menos. El diario es mi terapia y me hace permanecer callado por unos momentos.
Desayuno unas tortitas de maiz bañadas en yogurt, las quería dejar para el trabajo, pero que le den por culo al trabajo pues allí todo sabe a mierda. Con los restos del café de ayer me hago … otro café, que otra cosa me podría hacer. Termino el cartón de leche KAIKU, la única que he encontrado sin lactosa y ya tengo el café con leche. Soy la ostia mezclando. Me traigo el desayuno a la habitación mientras tecleo y tecleo. Me siento inspirado aunque se que tarde o temprano debo irme a la playa, debo aprovechar la mañana, pues por la tarde todo está perdido, mañana curro y hay que preparlo todo, comida, ropa y demás historias. Todo a un 5% menos de nuestro sueldo, tiene cojones la cosa, los de arriba malgastando el dinero a costa del esfuerzo ajeno.
Comida ligera, objetivo disimular la tripa pues cada vez es más difícil esconderla, pueda dejar de respirar, estirarme y por un instante hacer que desaparezca, sólo las tripas nunca las pistoleras, pues esas son eternas. Sin embargo, debo soltar el aire que contraído como la tripa hace acto de presencia. O respiro o la jodemos, tan sencillo como una resta. Termino de comer y limpio la mesa, abro el lavavajillas y meto todo, sin necesidad de colocarlo pues se encuentra tan vacío como lo estaba esta puta isla en invierno. Me pongo el bañador, recojo la bolsa de playa y escapo de mis fantasmas acercandome a una playa. Pero antes de salir por la puerta expulso mis otros fantasmas, sentado en el retrete soy testigo del rápido cagar que provoca la falta de tiempo.
Durante el largo camino hacia el garaje veo palomas, veo coches e incluso gente, todo bajo la atenta mirada del sol, sentado en su trono, desde arriba no hace más que vigilar mis pasos, pues sólo busca un descuido para quemarnos vivos. Yo vivo con el despiste, le atraigo sin fijarme en lo que hago, no así con el moreno con el que mantengo cierta distancia, me abro poco a poco pues soy victima de una timidez provocada por un blanco mortuorio. Casi llego al garaje cuando el cartel de una tienda llama mi atención, en él se anuncia un festival, el ULTRAMUSICFESTIVAL, con la presencia de FATBOY SLIM en la sala SPACE; no viene solo … vienen otros astros de la música electrónica, vendrán otros locos para presenciar la apertura de la SPACE y todo valdrá mucha pero que mucha pasta …
Sigo caminando por el largo preregrinar hasta llegar a la puerta del garaje, con una pequeña llave sobre un lector se acciona la mágia y las puertas del mismo se abren, unas puertas de madera casi destrozadas que suenan simulando el sónido de cualquier película de miedo y es entonces cuando te adentras en la oscuridad, bajas una rampa de la que no ves nada y pisas sobre un descuidado cemento, para pisar sobre un charco nada higiénico y es entonces cuando piensas, “qué sólo sea agua”, sobre todo cuando ves una especie de tubería que permanece rota y que podría recorrer todos los meaderos de esta comunidad de vecinos tan ingeniosa. “Una razón para bañarme”, me digo a mi mismo, buscando el lado positivo victima del sindrome de felicidad ibicenca.
Y a Cala Bassa llegó la civilización, con un autobús en la entrada todo parece indicar que aquí estará la muchachada ibicenca. Y es cierto, pues entre tumbonas y sombrillas todo parece conquistado, no hay tierra sin alegría. Por eso busco alguna mentira, algún espacio en blanco sin colorear, en esta arena plagada del azul y blanco de las tumbonas y de los vivos colores de las toallas. Al fin lo encuentro y me tumbo junto con la gente, la guapa y la menos guapa, los ricos y menos pobres, los gilipollas y los que no parecen serlo… todos sobre un preciado metro de tierra. Y mi vienen curiosas sensaciones, como que la multitud apesta, como que todos hacemos lo mismo, como que los lagartos no se encuentran tan alejados del hombre … al menos tomando el sol. Todos allí juntos, los “coloraos” simulando cangrejos, pero los ahí más morenos, negros como un tizón que continúan buscando más y más sol, no se cansan de lucir modelo. Es entonces cuando me adentro en el agua, no tan fría continúa continúa con ese color cristalino por el que ves como bajo ella nadan y nadan cientos de peces. Es entonces cuando me asusto y le digo a una bella muchacha:
- Oye, ¿los peces estos no morderán?
- Hasta ahora no han mordido ha nadie que yo sepa. Pero son muy pequeños.

Aún así no me fio, no me vayan a comer los cojoncillos. Poco a poco salgo, ni siquiera me zambullo, ni nado por el agua no sea que me vaya a tragar a uno de esos peces salido del agua. De vez en cuando encuentro alguna medusa, parece que todas las especies han sido invitadas. Los cangrejos, los lagartos, millones de peces y ahora las putas medusas. Y es entonces cuando nado y me salgo.
Me tumbo en la toalla y leo, como respaldo tengo la bolsa y para luchar contra el sol unas gafas. También el protector del 40, hasta ahora suficiente para evitar las inesperadas quemaduras. Pero no es el libro lo que me distrae pues también observo a mi amiga la de los pececillos pequeños, haciendo top-less y con un tanga cualquiera se centra en el puto del Bukowski. No dejo de mirarla con rabillo del ojo, por eso cuando fuma parece que fuma para mí, por eso cuando mira fijamente parece como si me mirara a mi, por eso cuando habla es como si me hablara a mi, pero yo no escucho nada y cuando miro a otro lado todo pierde sentido. Observo como se curva a un lado, se pone de espaldas y aún así el Bukowski no me dice nada.
El sol se pone pronto en Cala Bassa por lo que decido largarme a Portinax, descubriendo lugares incluso seis meses después de mi llegada para que luego todos sean iguales. Portinax no es más que la parte norte de la isla, un pueblo para ver con sus multiples calas. Lo veo muy por encima, sin sobrepasar las nueve, pues mañana curro y no me he preparado nada, ni comida, ni ropa, … ni mi ánimo para soportar la dura jornada. Por eso vuelvo a casa por una carretera sin tantas curvas, tampoco tan estrecha y por suerte poco transitada. Aparco rápido como rápido son mis preparativos, cuezo pasta como de costumbre, cuezo arroz también para mañana, todo por el puto curro de mierda, aplastado por la puta desgana. Con el Inter como campeón de Champions me acuesto. Ahora es Mourinho quien viene al Real Madrid, a ver si es cierto y le dejan trabajar, por lo pronto los periolistos ya están metiendo cizaña pues hay que seguir vendiendo. Vender y joder ese es su lema, pues que es un periodista deportivo sino un inútil carente de sentido. Me quedo con el aficionado de bar a veces brusco otras correcto, sincero en su desconocimiento, pero con una opinión cargada de sentimientos. Soy mas del pueblo y no de opinadores pensantes, sentados en sus butacas de polémica, sólo buscan la frase fácil y el corporativismo barato. Soy del pueblo aunque me asquee la multitud, aunque nunca estemos de acuerdo. Pero me gusta dejar trabajar, pues reconozco que hay personas con un don, con una cualidad que les hace buenos en algo, sobresalir sobre los demás, sólo hay que encontrarlo. Y creo que Mourinho es uno de ellos. Tras una pegatina de actor, se encuentra alguien inteligente, un trabajador que viene desde abajo y mueve su ego para manejar vestuarios de niños, pues los futbolistas son casi eso. Quizás me equivoque, pero si algo puedo asegurar es la caña que sufrirá por parte de los medios, pues ya la sufrió Luis Aragones por su forma de ser y le atacaron, obviando que sólo era un entrenador, sólo eso. Un gran entrenador.

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