II

REFLEXIONES DESDE LA CLANDESTINIDAD
(Todavía desde la “Puta Isla de Mierda”, a veces, hasta los huevos de ella)

A veces las emociones entran en un callejón sin salida, están inmersas en su castigo pues atrapadas en mi cabeza no les abro las puertas, vienen a mi y regresan por donde han venido, no se si buscan cierta fe e...n mi o simplemente se
van por donde han venido desconsoladas por ver siempre lo mismo. Una habitación abandonada, una vida hasta cierto punto desorganizada, un día más que podía haber sido distinto.

Miro las obras de Roger Wolfe y me entusiasma encontrar otro autor que busque el crudo realismo a través de sus escritos, me gusta la aspereza de llamar a las cosas por su nombre, de ser directo y sincero, sin alardes, pues significa que ahí tienes una historia, un algo que contar de tal importancia que ni mucho menos tienes que adornarlo, simplemente quedarte quieto y dejar que los acontecimientos se muestren, pues lo importante es esa profunda exposición de ideas. Bukowski me acompañó en mis primeros momentos en esta isla, me ayudó en las noches duras de invierno, sin embargo sus historias cortas no me dicen ya nada, no revuelven mi puta cabeza en busca de jodidas respuestas. Lo mismo ocurre con Pedro Juan Gutierrez, repetitivo en toda su trilogía, en ocasiones esta se convierte en eterna, los mismos personajes, las mismas emociones...
Por eso hecho de menos los momentos que descubres algo que pueda marcar el rumbo de tus emociones, una película, una novela, una amistad, una serie, una canción ... me gustaría agarrar ese instante apretarlo junto a mi y no dejarlo escapar, como grabado en la memoria para que esa sensación siempre apareciera cuando tú quisieras, simplemente con apretar un botón, con beber un vaso de agua, con cerrar los ojos y dejarte llevar por esa corriente que nunca escapa. Pero sólo es una fantasía de las mías pues la realidad como la vida tiene el reflejo de un final que huye tras de sí dejando huellas, heridas y hasta cicatrices.

Me empieza a doler la puta cabeza, tengo tantos sin sabores ahí guardados que cuando salen a la luz todo se asemeja a un puto infierno, me tomo un Gelocatil, espero que tenga cojones y pueda con ellos. A veces estás de bajón, no sabes por qué, bueno si lo sabes pues tu mente es fantasía y la puta realidad una pesadilla. Y el contraste de lo crees y deseas en ocasiones se convierte en una caída en picado sin paracaídas, por eso escucho "Black" de Pearl Jam y aunque nada es distinto si provoca en mi cierto automatismo, pues como un robot encuentro ciertas canciones imperecederas para ciertos momentos; "Black" de Pearl Jam, "Fake Plastic Trees" de Radiohead, "Nutschell" de Alice In Chains, esos son mis antídotos, mis secretos, no cambian nada pues la puta realidad sigue siendo la misma, pero mi estado de ánimo sufre cierta transformación, al menos por unos momentos, pues son canciones distintas con un significado que viene a mi con un recuerdo en su mano, sin alardes, ni etiqueta, ni tan siquiera presentación.


Mis tres mejores momentos, mis tres mejores películas, mis tres mejores canciones, pienso, pero mierda no puedo vivir sólo de los putos recuerdos. Pues todavía tengo fe en algo, no en esta isla, pues de aquí poco puedo extraer ya, andando por un filo tan conocido como sentido sólo sobrevivo con la nada de un algo, de una sonrisa bajo un pastel, de una mirada ya perdida, de un gesto amable ... sólo queda eso, nada entonces. No hay futuro bajo este presente, sin embargo tampoco es cuestión de alargar los extremos pues es suficiciente con plantar cara a tu fantasía y decirle que no imagine más tonterias, que te mantenga ahí con los pies en el suelo tras una neutral realidad.
"Quedate con lo que hay que es suficiente" le diría, pues si algo hace de ti menos persona y por tanto menos consecuente, es no valorar lo que ya tienes.

0 comentarios:

Publicar un comentario