11-03-10

11/03/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Abro los ojos y las 13:30, hora que marca el despertador, parece asustarme incluso a mi. El sueño comienza a ser un enemigo rápido y silencioso, un enemigo cuya dependencia me impide ver con claridad las mañanas ibicencas, un enemigo que tras su alianza con el frío, provoca que mi “amiga” la pereza me tenga atado de pies y manos dentro de una férrea columna formada por una extensa manta, un nórdico, un competente edredón y dos bravuconadas sábanas. Mis ganas de mear durante estas últimas horas han disminuido a costa de una solemne postura fetal, un efímero remedio que no provocará que me estallen los huevos si no consigo levantarme. Suena Tom Waits con “OL’ 55”, todo un homenaje a mi querida Leonor Watling, que sin duda fliparía con esta enorme meada de la que sólo es testigo nuestro colega el “Sr Roca”.
- Joder que pedazo de huevos – me dice un Sr Roca en forma de retrete
- Más gordos que los del caballo de Espartero – contesto tras toda una noche entre sueños y continuos amagos urinarios.
Enciendo la calefacción de una casa tan fría como mi sufrido corazón y un ánimo tan congelado como las dos estalactitas que cuelgan de mi nariz. Ando descalzo por unas solitarias habitaciones pobladas únicamente por una oscuridad proveniente de esas insensibles persianas, que bajadas no dejan pasar los rayos del sol. Once días fuera son muchos, me va a costar reactivar mi alma ibicenca. Escucho “Midnight Lullaby”, mientras a ritmo de jazz me pongo el uniforme de puto ibicenco para la ocasión, no se si Tom Waits me inspira algo, pero cuando le escucho no dejo pensar en Leonor Watling. El desayuno se junta con la comida, es inútil poner buena cara, mi pereza matinal me ha impedido acudir a mi cita con mi pastelera ibicenca, hasta el lunes mis ojos deberán esperar. Sin embargo hago propósito de enmienda con el fin de levantarme más temprano a partir de ahora, para ello el RED BULL jugará un papel importante, será un Cristiano Ronaldo preso en un equipo sin alma y sin voluntad como es el R. Madrid, preso en un cuerpo tan apático como es el mío. Abro la puerta de mi “añorada” habitación, ahora pintada sin rastro de esa subversiva mancha de humedad; no la hecho de menos aunque no se por qué tengo el presentimiento que tarde o temprano volveré a tener noticias de ella, por ahora las puertas de armarios y ventanas abiertas de par en par constituyen el único recuerdo que queda a su espíritu contestatario. “Closing time” de Tom Waits representa mi homenaje a la rebeldía, a ser fiel a unas ideas no compartidas por los poderosos en un mundo que al menos debería ser menos duro y más sencillo para todos. Por eso “Closing Time” es mi dedicatoria a esa cabrona humedad que me tocó los huevos, pero si algo tenemos en común es nuestra cruzada en contra de la hipocresía de los poderosos, de la estupidez encarnada en un puto casero que no ha sido capaz ni de arreglar el enchufe de la antena. Y será porque no se lo dije.
Camino por unas calles ibicencas en las que el sol es mi único enemigo, me cambio de acera para sentir sus rayos pero el muy hijo puta se esconde entre las nubes, continuos cambios y el astro sol se descojona abiertamente:
- Serás cabrón, para cuando ese calorcito preveraniego – digo para mí
- Para cuando me salga de los cojones – contesta con decisión el astro rey, frustrando una vez más mis esperanzas playeras.

El frío se despacha con unos pies cada vez más helados y unos andares cada vez más cansinos, que son victima del sueño y el desengaño. El medio pollo asado que he comprado, con mucho respeto para el pollo puesto que al cocinero como que le pueden dar por culo pero sin el como, me parece una puta mierda. Al final no puedo comerme parte de la pechuga, no me gusta dejar comida me parece una falta respeto a los que sufren hambre. Debo volver a integrarme en la puta isla de mierda, a engañarme nuevamente, a intentar obviar la realidad con una simple critica, a volver a vivir en mi mundo surrealista lejos de decepciones, movidas y desengaños; pues como dijo HOUSE en una de sus innumerables rayadas “el desengaño es la ira de los blandos”, que cabrón ese HOUSE. COMIDA.- Medio pollo asado con unos pimientos más secos que la mojama. Bajo al Eroski, centenares de cajas, latas y garrafas para reponer y entre ellas una cajera. Observo las ofertas y sólo me llama la atención la reponedora, rara forma de comprar la mía, pero cada uno es como es y tiene su idiosincrasia. Dos clientes no la dejan pasar por unos estrechos pasillos para ella y su -----, al que parece manejar con cierta delícadeza. Observo su lucha, me aparto y casi obligo a dos “pesaos” que la estorbaban a lo mismo, mientras nos miramos sonrío con ella, una sonrisa de complicidad que no desembocará en nada, no arribaremos tierra, ni tendremos un mañana mejor … sin embargo me encanta su sonrisa sincera, como suben sus carrillos para dejar ver esa arruga que cambia la forma de su cara; y a pesar de que una sonrisa nunca es suficiente al menos alguien se ha dado cuenta que este carabanchelero-ibicenco está pisando esta puta isla de mierda. Lastima de los dos plastos que no la dejaban pasar todavía se encuentren arrinconados en los estantes de cereales, pero mira nadie es perfecto y menos yo. Nunca me he considerado un ejemplo de nada y mucho menos de saber comprar, así pienso tras mirar el carro y observar que está prácticamente vacío tras media hora de continuos paseos. Tras veinte minutos más, por fín mis continuos devaneos me llevan a casa, momento optimo para cocer pasta y preparar comida para tres días de curro. No estoy sólo, la voz de Tom Waits me acompaña con “Whistle down the win”, sus palabras roncas retumban en la cocina mientras tomo un trago del enésimo RED BULL, momento que aprovecho para escribir en este diario, para que vean la luz estas rayadas que dan vueltas y más vueltas por mi cabeza. La voz de Tom Waits es áspera como el peso del mundo, casi raya la afonía. Sus frases dejan huella y de cada nuevo disco se desprende una voz más y más bronca, sin embargo parece increible que dentro de esa rudeza sus temas segregen esas gotas de ternura, ese sentimiento que no te deja indiferente y te transporta a ritmo de jazz, blues … a unas fantasías cada vez más utópicas.
Una nueva tertulia en “La Mariana” con los compañeros de curro, cambiamos el mundo, acabamos con la crisis, incluso hayamos una posible solución al posible cambio climático … todo bajo la atenta mirada de unas cañas o en mi caso, un zumo de melocotón. CENA.- Ensalada y una completa degustación de quesos. Digo completa porque me zampé completamente las lonchas del queso de oferta del Eroski. Un queso italiano con orégano, “mu rico y con fundamento”, como diría el otro. Mañana lo cagaremos a ver si sabe tan bien. Nueva lectura nocturna, “La senda del perdedor” de Bukowski. Un comienzo prometedor …

0 comentarios:

Publicar un comentario