Documentos Inéditos (IV)

22/06/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)

Rojo como un tomate estoy, como un tomate peleón, no un simple tomate maduro, blando y sin esperanza no, un verdadero tomate peleón que se levanta frente a las injusticias, se levanta tarde pasadas las once de la mañana pero se levanta. Este tomate simboliza el más que continuo y cansado enfrentamiento con aquellos fantasmas invisibles que recorren mi destartalado estado de ánimo. Dos horas en playa en Bossa y un descuído no se si perdonable han bastado para convertirme en carne de cañón para toros, mansos y demás becerras encarnados en un puto sol de mierda. Y se escondía el muy “jodio” entre las nubes; una veces salía, me enfocaba y el muy cabrón como un billete robado cambiaba no de manos pero si a otro lugar bajo el resguardo de las sufridas nubes. Y yo como gilipollas me confío, no me quemaré pensaba, son pocas horas… excusas para qué, para estar moreno y que consigo con eso, el continuo contraste de la perdición humana.
La piel quemada, tu alma quemada y tú quemado por el sol, el curro, el día a día … quemado y más quemado; eso si luciendo esa ropa blanca comprada no de rebajas. Un contraste visible bajo una apariencia desfamiliarizada.
El After Sun es mi único remedio para un cuerpo que radia calor por los cuatro puntos cardinales. El rojo está de moda sobre todo en playa en Bossa. Pero antes un baño si puede ser con agua fria, el frio dolor del arrepentimiento mostrado en un efímero homenaje al deseado protector solar.

La comida, una fría chuleta de cerdo a la plancha con ensalada, con lechuga fría, tomates fríos, cebollas frías, todo frío si puede ser. De fondo Radio Marca pues Ibiza Sónica no es más que utopía en esta radio con cantidad de prestaciones o prestamos diría yo, pues como morosa que es sólo parece funcionar eficientemente con el USB. Para que más pues ya el cd no merece ni un digno reciclaje, la crueldad de la tecnología, ni corazon ni amor ni un mínimo de compasión.
Mientras escucho el enesimo partido del mundial limpio la mesa, el mundial sólo respira en mis oidos pues cada vez hay menos partidos en abierto, reservado sólo a los canales de pago excepto el encuentro de las ocho y media todo me parece cada vez más extraño, veo el futbol como una antigua amistad con la que has perdido el contacto, como una relación a distancia plagada por las continuas diferencias, pues cada vez queda menos de la pasión que me desbordaba antaño. Podría bajarme al bar y verlo, pero ni vivo en ellos ni ellos viven de mi, ni siquiera nos comprendemos.

Sin embargo, inadsequible al desaliento decido lucir mi rojo más que rojo también por la tarde, Cala Sarraca y ese nuevo hobby llamado tragar agua salada por un tubo mientras hago que hago snorkel. Los hay que se contentan con poco, yo en ocasiones con mucho menos. Sin embargo he visto un pez marrón como la arena. Al principio he dudado si era una mierda, pues no se si estas flotan, no tengo porque saber todo sobre la mierda a pesar de todo el tiempo que dedico a eso que la humanidad por unanimidad ha considerado llamar el arte de cagar o sea echar mierda por el culo. Y me pregunto yo, que pensarán los peces cuando vean una máscara observandoles continuamente y junto a la mascara un ser que no se como le llamarán ellos nosotros nos hacemos llamar humanos.
En fin, que ahí estaba yo entretenido viendo al pez hacer sus quehaceres diarios y este no me ha hecho ni puto caso, como si yo fuese una extraña cosa que ya se da por sentado que tiene que hacer el gilipollas tanto en la superficie como en la más completa profundidad en el mar del olvido. Su parsimonia me ha parecido admirable, como sus dulces ojillos mientras comía sin inmutarse, ni siquiera se ha puesto nervioso pues quizás no me viera como su enemigo, tampoco su amigo pero no por ello ha huído de su destino, sino que ha continuado absorto por la más mínima preocupación. Pues no estoy haciendo nada malo, pensaría.
Total que al final he sido yo quien se ha cansado de observarle y he seguido con este nuevo pasatiempo de tener la cabeza bajo el agua y respirar por la boca a traves de un tubo, pero esta vez viendo hierbajos y piedras, pues los hay que nos entretenemos con cualquier simpleza que nos ofrezca la madre naturaleza.
Al rato decido salir del agua pues ya basta por hoy, sobre todo cuando tengo la bolsa de la playa a la vista de los amigos de lo ajeno. Sólo faltaría que me la quitaran con las llaves del coche dentro. Pequeños inconvenientes de la libertad autista del solitario buceador, nada es perfecto. Me tumbo en la toalla y a mi nadan los recuerdos, ¿y que pensaría el “jodio” pececillo ahí todo quieto, comiendo o absorto en sus pensamientos?, ¿y qué objetivos tendrá en su compleja vida?, ¿trabajará o vivirá del cuento?, lastima que el dialogo pez-sonambulo ibicenco-carabanchelero no se haya producido. Otra vez será, la esperanza no se pierde.

Pillo el “OLO” y tomo rumbo a PUNTA GALERA pues por lo visto es un lugar ideal para hacer snorkel, no lo dudo pero antes encuentro necesario una comprobación previa, lo que se llama trabajo de campo y que aquí en la punta de la galera o en el culo del mundo dicho nombre viene que ni “pintao”. Pues sólo hay campo entre caminos plagados de piedras y arboles, hileras y más hileras de arboles entre la inmensidad del campo y piedras muchas piedras ansiosas por verte caer sobre ellas con el tobillo retorcido por el dolor y el descuído. Yo sin embargo voy despacio, con mi penuria y mi paciencia ya casi ibicenca, pues que queda del stress carabanchelero, sólo pedazos rotos de viejos y tristes recuerdos. Y sigo cuesta abajo, pues finalmente acabaré en el mar, o eso espero porque si no existe probablemente dirigiré mis pasos a la absoluta monstruosidad del infierno.
Y por fin llego a lo que es el mar y a otra puesta de sol más. Una puesta, la de San Antonio pero desde Punta Galera. Y el sol me dice adios mientras me grita, “cabrón desde cuantos sitios me vas a ver caer en picado”. Yo no contesto sólo le observo, sin fotos sólo mi memoria, pues se que los colores no serán los mismos, ni la belleza de la realidad nunca será plasmada tan fielmente como el momento vivido, como tampoco el tiempo detenido por una foto será como el instante del que ahora soy testigo, por eso hoy me quedo con lo que ven mis ojos y con lo que espero sea capaz de escapar del olvido. Pues esa empedrada cuesta al menos vale unos segundos de esta imagen imborrable, al menos unos segundos sólo pido eso.
Y el sol se oculta bajo el agua y yo busco la caseta y la orilla del mar, saltando por las piedras, esquivando las ramas, agachandome por los arbustos, con la sensación que tampoco el snorkel es tan importante como para estar haciendo el Spiderman campo a través. Y veo esa orilla con su caseta de pescadores y llego a la conclusión que PUNTA GALERA es para frikis o para venir una o dos veces y para de contar, pues ya no tenemos el cuerpo para hacer el gamba continuamente. Sentarte en las piedras mientras ves esa puesta de sol es todo un puntazo, pero la caminata para bajar y la que me toca sufrir ahora para subir es otro puntazo.

Con la grandiosidad de la noche llego a casa, no sin antes aparcar el OLO y escuchar sus protestas, “estoy sucio, estoy lleno de arena por dentro y por fuera”, yo le consuelo, pronto lavaremos nuestro pecados pero hasta entonces queda una tensa espera. Y tras cenar una ensalada me acuesto, no sin antes terminar “Escritos de un viejo indecente” de Bukowski

0 comentarios:

Publicar un comentario