06-01-10

06/01/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Tras el duro esfuerzo que supone levantarse cada día, que menos que encontrarse con una gratificante “sorpresa” proveniente del “Ibiza del profundo” y no es otra que ese regalo que me espera tras abrir la puerta de mi habitación ¿joder qué es eso? ¿qué será? … coño si es un cojín tamaño familiar ideal para ver “Perdidos” “tan agustico”. Por fin los “Reyes Magos Ibicencos” se apiadan de este humilde mortal, por fin se reconoce mi labor diaria y esta penitencia que supone subsistir en esta pequeña isla soportando la humedad que reina en mi habitación, en el baño … y que decir de esos suelos, que los muy cabrones atraen la mierda al segundo de ser barridos, además de la comida con esa carne formada por todo tipo hebras indigestas que aplastan sin piedad tu indefenso estómago … Menos mal que ese sufrimiento ha tenido recompensa, ¡¡¡¡gracias, gracias por ese cojín!!!!, que por cierto me resulta familiar. Coño y tanto, como que ayer mismo lo compré. ¡¡¡¡¡ME KAGO EN TO LO IBICENCO!!!!. Así que los “Reyes Magos ibicencos”, y una mierda van a ser … Ya no sólo pierdo la noción del tiempo cuando me levanto por la mañana sino también la memoria, tiene cojones la cosa, amen de mi estado de sonambulismo casi permanente. No me digas que tendré que apuntarme las cosas que haga el día anterior, “Memento versión ibicenca”, va a ser esto. DESAYUNO.- Roscón de Reyes. Tras un corte de lo más acertado sobre el roscón, el cuchillo jamonero parece encontrar una figurita dentro del bizcocho. Un mini Rey Mago me da la bienvenida a la isla, de una forma bastante peculiar:
- “Eres un cabrón, te estas metiendo todo el rato con la isla que si hay “cuatro gatos”, que si hay mucha humedad, que si el gen catalán, que si los ibicencos no saben conducir … tú lo que eres es un cabrón, con ese puto diario colgado en Facebook que no lee nadie , eres un cabrón, un cabrón sin escrúpulos, un cabrón …
Pues nada, si tanto defiende esta puta isla de mierda que menos que llevarle a uno de sus lugares más emblemáticos, pienso mientras abro la puerta del armario y le dejo caer al cubo de la basura.
- “Allí podrás reinvidicar los placeres de esta “bonita” isla, junto con las latas de mejillones, de cerveza, las compresas, los pañales rebosantes de “cagao”, los restos de comida ibicenca, los cartones de leche, los condones rebosantes de otra tipo de leche también ibicenca, los clínex con restos de mocos ibicencos, las botellas de vidrio, las tiritas con sangre también ibicenca, quizás algún resto de uña ibicenca, la pelusilla adherida a los ombligos ibicencos, … - le hago saber a nuestro “querido protagonista”.
- “Cabrón, eres un cabrón, al menos tírame junto a los envases reciclables” – se le oye decir mientras retumba el cubo de la basura.
Me voy al gimnasio, pues ya he tenido suficientes sorpresas o eso pensaba yo, puesto que no hago más que cruzar la puerta cuando mis atónitos ojos ven como la “tia buena de recepción” me sonríe y me dice:
- ¿Cuánto tiempo, que es de tu vida?
- Pues nada me tuve que ir a Madrid a ver a mi gente y aquí estoy de vuelta – la contesto, tras mirar de un lado a otro en busca de su compañera la “Mutante con Mala Leche”
- Eso está bien hay que ver a la familia
- Bueno. Feliz año, que no te he dicho nada. Ante todo educación. – la contesto sin tiempo a decirla más, no por ganas; sin embargo, la distancia a los vestuarios es inversamente proporcional a mis deseos por continuar hablando.
Una vez puesta la ropa deportiva y observar cuan sabio es el refranero español cuando proclama que el hábito no hace al monje, me fijo una vez más en la “tia buena de recepción”. Posiblemente se haya tintado el pelo desde la ultima vez que la ví, pues no recuerdo un castaño tan claro, ni un pelo tan liso, ni esa luz propia que hoy parece distinguirse de su rostro, sin embargo esos labios “made in Angelina Jolie” continúan igual de sugerentes y esa sonrisa picarona no para de atraparte una y otra vez. Todo son curvas en ella, resultado de una amarga discusión con la línea recta y con un chandal que ni en sus mejores sueños disfrutaría de tanto placer curvilíneo. Pero no sólo de tias buenas en la recepción vive el hombre o eso mismo pienso yo cuando a traves del espejo diviso a la “Tia de los oblicuos”. Hoy sus giros siguen un ritmo más pausado, no por ello menos insinuantes, sobre todo cuando se sube la camiseta mostrando un ombligo y una cintura que parecen no sufrir el eco de las anonimas insinuaciones que desde el press de banca intento disimular de la mejor manera. Entre ejercicio y ejercicio, no satisfecha aún por su sensual figura se sube aún más si cabe la camiseta, momento que todo el gimnasio aprovecha para inexplicablemente dejar de “tirar” y observar a través del espejo. Otros giros más, ahora de izquierda a derecha, ayudándose con unas pesas de kilo en cada mano, mientras su figura no sufre ninguna desperfecto, sin rastro de lorzas ni pistoleras, todo ello bajo la atenta mirada de su fiel público ibicenco que abarrota el gimnasio y la observa detenidamente sin perderse ningún movimiento olvidándose incluso de sus propios ejercicios. Yo la diría que parase que sus caderas son perfectas, su cintura envidiable, pero ¿que no es perfecto en ella? … aparte no creo que me lo perdonaran mis compañeros del gimnasio, que no paran de mirarla. Ahora toma el banco, gentilmente cedido por el calvo de 120 kg que suele invitar cada medio minuto a ver sus pectorales, para proseguir una nueva serie de ejercicios, no sin antes subirse de nuevo su más que ajustada camiseta. ¿Cuántos huevos fritos con chorizo comerá esta chica al día? me pregunto, sin esperar que los demás ibicencos estén pensando lo mismo mientras observan ese trasero que también quiere ser protagonista junto a esos insinuantes giros. Terminada su tabla, la “Tia de los oblicuos” desaparece y con ello el único aliciente del gimnasio, máxime cuando la “tía buena de la recepción” parece ocupada por dos ingleses que pretenden comprar las toallas de medio gimnasio, algo que a mi en circunstancias normales me la traería floja si no fuera porque no puedo tener mi acostumbrada y amena charla con ella. Tras aparcar el “OLO” que menos que homenajear a la “Tia de los oblicuos” con su mas que comida favorita, esos huevos fritos con chorizo que fijo “papea” siempre que puede. COMIDA.- Huevos fritos con chorizo. Mientras mojo el pan en el huevo recuerdo esa cintura con sus innumerables y constantes giros sin resolver una duda que me asalta continuamente, como le gustarán los huevos fritos a la “Tia de los oblicuos”, poco hechos para mojar pan en la yema, vuelta y vuelta o por el contrario muy hechos. Limpieza de fuegos y partidita de tetris con el lavavajillas, para posteriormente pulsar el lavado a 65º. ¡¡¡Qué gran invento el lavavajillas!!!, un pequeño paso para el hombre y un gran paso para la humanidad que como yo pasa de estar fregando continuamente cacharros. Nuevo paseo por el mercadillo navideño de Vara de Rey que como diría Sabina duró “lo que duran dos peces de hielo en un whiskey on the rock”, esos discolos precios son un todo peligro para el genoma humano. Aparte el frío, la lluvia y el fuerte aire nunca suponen un gran aliciente, doy la calefacción una vez llego a casa y asunto arreglado. Me tomo un “Pai Mu Tan” con la música de Alice In Chains, que pasada ese “Nutschell”, no me canso de escucharla. Escribo y ordeno esa leonera llamada generosamente habitación, suena “Them Bones” y muevo las “greñas” e incluso llego a saltar, ese antiguo heavy de cartón mañanero y pelo desmembrado y grasiento a los pocos minutos de su lavado todavía tiene algo que decir:
- ¡ME KAGO EN TO LO IBICENCO! - mientras un punteo imaginario retumba en ese hervidero de pelusa, polvo y roña que es mi habitación.
Con “God Smack” acaba mi sesión músical, espero no caiga en saco roto y estos ibicencos hayan aprendido una lección, pues no sólo de “música electrónica vive el hombre”, yo al menos he subido el volumen del reproductor al máximo para que así sea. Afán didáctico mezclado con una pizca de solidaridad vecinal, que le vamos a hacer, me sacrifico por el saber ibicenco,. CENA.- Ensalada y Jamon York con pan tostado sin sal. Me meto en el sobre mientras la pesada atmósfera de la habitación destila un calor de lo más acogedor, es de agradecer, sobre todo, cuando no es consecuencia de miles de pedos y demás ventosidades ibicencas.

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