04-02-10

04/02/10 DIARIO DE UN IBICENCO
(From Ibiza with Love – Tribute Lisbeth Salander)
Tras un duro despertar me acerco al baño para mi obligada cita con ese retrete recien limpio y ese truño ibicenco que me da los buenos días cada mañana. “Pasalo bien” le digo mientras tiro de la cadena. Suena “You’re Missing” de Bruce Springsteen, todo un himno matinal ibicenco; si es cierto, tengo una misión mi querido “Boss”, que no es otra que soportar otro día más la rutina diaria en esta puta isla de mierda. Tras subir la persiana la lluvia y el fuerte aire se presentan con nombres y apellidos, “me cago en la puta oxtia, la ropa que tendí ayer estará chorreando” pienso. NOTA IBICENCA.- Si algo caracteriza esta puta isla de mierda son los continuos cambios metereológicos, ayer sin ir más lejos el sol reinaba a sus anchas y la temperatura era ideal incluso para un día de playa. Bueno pues hoy, el sol ha perdido la batalla y un cielo de oscuras nubes han dado paso a una lluvia ibicenca de lo más tocapelotas. Compra diaria: Pan, porción de tarta de queso, planta de bambú y periódico “EL MUNDO”. Me acerco a “La Canela” para ver a esa “pastelera de lujo”, que me quita el sueño y como no, agenciarme unos panecillos integrales y una porción de tarta de queso. Rico, rico y con fundamento, como diría el otro. Aunque para rica, rica mi pastelera favorita, a pesar de que su cara no refleja toda la alegría que destilaba días atrás. La verdad si cuando está de bajón o cabreada destila esa belleza ibicenca, como será cuando esté … ¿Por qué estará tan triste está chiquilla?, me pregunto; quizás sea el tiempo, quizás el curro o quizás sea que le falte un carabanchelero recién estrenado ibicenco en sus horas de descanso, ¿y quien será ese carabanchelero-ibicenco, oficialmente hablando, que la devolvería al mundo de la sonrisa? no quiero mirar a nadie. Tras pasarme por el kiosco decido comprarme “EL MUNDO”, la posible ampliación de la edad de jubilación me tiene en ascuas. Que es eso de trabajar hasta los 67, un poquito de por favor como diría el otro, exhausto estoy y sin respiración me quedo con sólo pensarlo. De paso a keli me compro el MONOPOLY, que menos que especular con los compañeros de curro cuando trabajemos de noche; aún así no me veo jugando al MONOPOLY hasta los 67 años, que duro se me hace eso de levantar las fichas con lo que pesan, y los dados que tension si no salen los numeros deseados y eso de mantener los diferentes hoteles … uffff que estrés, mejor jubilarnos cuanto antes. COMIDA.- Menestra de verduras y alas de pollo adobadas. Tras limpiar la cocina decido realizar unas compras de última hora antes de ir al cine para ver la última peli de mi colega Clint Eastwood. Compra diaria.- Bombona de 5 litros de agua “Fuente de Primavera”, Galletas LU, espárragos y una lechuga. No veo a ninguna de las cajeras habituales en el EROSKI, esa morenita con acento canario y sonrisa picarona, la rubia “marchosa”, la morena de cara dulce con carrillos juguetones que alterna magistralmente el pelo recogido con la coleta, … sinceramente, voy a tener que ir comprar por la mañana, quizás hayan rotado y tengan otro turno. Una vez pasado el puente llego a los multicines, cinco salas que si bien a priori son más cómodas que las de Vara de Rey, cual es mi sorpresa cuando me siento en la butaca y me voy para abajo, vamos que me hundo y me hundo hasta casi el suelo, coño con el postmodernismo ibicenco. Tras probar la mayoría de la butacas no ocupadas llego a la conclusión que posiblemente o se están cachondeando de los cuatro cinéfilos ibicencos que pueblan la sala o bien estamos ante una nueva forma de ver el cine, que no es otra que alzar el cuello tipo jirafa o avestruz según el como y la forma de cada individuo y prepararte para no sufrir una torticolis aguda. Así que ante tales circunstancias, me siento, perdón me hundo en la puñetera butaca y en un alarde de elasticidad elevo mi cuello hasta los límites que el universo nos confiere. Sin embargo, un contratiempo de última hora surge cuando intento otear los trailers, no es otro que la aparición de un calvo con gabardina de cuadros, que parece ser no tiene otra cosa que hacer que sentarse en la fila delantera, justo delante mio, al menos no es Pau Gasol, pienso. Tras cambiarme a otra butaca de estilo postmodernista ibicenco comienzo a entender por qué las entradas no están numeradas. Tras conseguir milagrosamente ver “Invictus” de Clint Eastwood sin sufrir ningún daño aparente, llego a la conclusión de que si no todos, la gran mayoría de los directores actuales deberían aprender del tio Clint, sus películas te gustarán unas más y otras menos, pero al menos se pueden ver coño. Incluso algunas cuentan con detalles inolvidables no como las pelis de mierda que hay en cartelera que las quieres olvidar inmediatamente después de salir del cine. Pelis de superhéroes donde el verdadero heroe eres tú por tragarte tal pestiño, pelis con grandes presupuestos todo gastado en efectos especiales y cuyo único efecto es provocar en el espectador un ansia contagiosa de mandar a tomar por culo al director, a los actores de palo, al ayudante de producción, al de vestuario e incluso al tio de las palomitas que rulaba durante la filmación. CENA.- Ensalada, fiambre y gelatina. Escribo mientras escucho “----“ de Antonio Orozco. A la 1:30 me voy a sobar, tengo que estar descansado, pues mañana tengo un nuevo reto o más bien una nueva MISIÓN IBICENCA, que no es otra que cocinar una buena fabada en cazuela de barro, a ver si me sale buena y me tiro unos buenos pedos para celebrarlo. Antes de dormirme leo “Mujeres” de Charles Bubosky, un libro muy recomendable.

CULTURA IBICENCA (de un recién estrenado ibicenco, oficialmente hablando):
“Orgulloso de estar, entre los ibicencos
que difícil es llegar a fin de mes
y currar y currar y currar
pa ganar nuestro pan

Este es mi sitio, esta es mi gente
somos ibicencos, gente preferente
escucha hermano ibicenco esta canción….”

(“Canción tradicional ibicenca”)

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