Retazos de un añorado diario (II)

"UN DÍA COMO OTRO CUALQUIERA"
(Antesala de un perdido diario, antaño de un ibicenco, de un carabanchelero, incluso y quizás hasta de un Palmero...)

Me levanto y miro por la ventana. Como si fuese a ocurrir algo diferente, como si por un momento esperase la llegada de un mensajero con noticias nuevas, cuando los días se suceden como cartas del tarot que sin sentido desfilan sobre mi mesa.
Otro avión más sobrevuela el cielo, demasiado bajo, pienso; por lo que veo no soy el único al que le cuesta remontar el vuelo. Abro la ventana mientras una agradable brisa mueve la ropa tendida, la lucha de unos calcetines contra el viento, la de unos calzoncillos, la de una sudadera, la de una camisa… incluso la de un sonámbulo recién levantado que como los aviones le cuesta despegar y remontar el vuelo.

El desayuno no es nada de otro mundo, unas barritas de cereales, galletas, fruta y mi añorado café; espero que este chute de energía sea lo suficientemente bueno, pues la Isla no deja de ser un hervidero que absorbe tus entrañas a modo de sanguijuela. Nunca tiene bastante, por eso acaba con tu sangre, te deja grogui, al borde del caos, casi muerto o al menos derrotado y bañado una vez más en solitarios lamentos.

Voy al gimnasio, cansado de ver lo mismo, de tener la sensación que la sorpresa se quedó atrás hace ya mucho tiempo. Siempre esperamos ansiosos una señal, un vuelco que agarre nuestros deseos por los huevos trasladándolos de nuestra jodida mente a esa heterogénea realidad que vivimos, pero al final siempre es lo mismo. La puta rutina de costumbre.
Hoy no es mi día, me canso con facilidad. Lo poco de músculo que hay en mi se calienta en exceso sin necesidad de cargar con mucho peso. Que le vamos a hacer, sonrío me miro y me doy un baño, por hoy ya es suficiente. Reconozco mis limitaciones, así como los días buenos de los menos buenos.

Hoy hace un buen día de playa, sin embargo no tengo ganas de tumbarme en la toalla, ni de convivir con un excesivo calor tostándome junto a mi amigo el sol, ni tan siquiera de escuchar música junto a la orilla de un mar siempre atraído por la curiosidad de sus olas. Quizás tras cuatro meses seguidos sobreviviendo en esta “Puta Isla de Mierda” mi alma haya extraído algún poso del carácter ibicenco, de esa gente que ha convivido toda su vida con este mar que les rodea tan amistosamente y que para ellos no es tan novedoso, ni tan extraordinario como para acudir todos los días a adularlo. O simplemente haya encontrado al fin esas actividades que son capaces de matar al tiempo olvidándome de otros eventos de distinto calado.

Llego a casa y sólo padezco tirones, calambres y demás historias propias del deporte extremo. Pues por lo menos para mi cuerpo cualquier actividad física es más que un simple contratiempo. Por eso estiro con resultados dispares, pues mi antebrazo continúa con calambres mientras que los tríceps parecen al fin despertar de su ahogo. Al menos las piernas continúan libres de cualquier represión que signifique contraer gemelos, cuadriceps o cualquier inocente músculo expuesto al mínimo esfuerzo inconstante.


Busco en Internet el sonido Nu Balearic, otra gilipollez más que aparentemente brota en esta “Puta Isla de Mierda”, una mezcla de chill-out fusionado con otros estilos, que pueden abarcar perfectamente tanto el jazz como el soul, el funk, el acid … y no se cuantos más. GOOGLE me da respuestas una vez más, en forma de discos, en forma de descargas para mis oídos, que no son más que las notas que todos necesitamos para que la melodía transforme la ingrata melancolía que nos atrapa por momentos.


Me hago un zumo de naranja apoyado con algo de miel, por lo visto es una forma de lo más natural para recuperarte de los esfuerzos físicos, pues a lo tonto no haces más que mezclar la proteína de la naranja con la glucosa de la miel, creando tu propia bebida isotónica. Sin duda prefiero esto a estar continuamente comprando ISOSTAR, GATORADE y demás mierdas cuyo excesivo precio nada tiene que ver con sus inmediatos resultados. Es lo bueno de Internet, de los foros de runners, que siempre aprendes algo, o bueno o malo, pero ahí estás tú para desechar todo aquello que pueda destruirte de antemano.

Salgo al cine quizás para otra decepción más, así son las películas hoy en día, productos no validos ni tan siquiera para el correcto paso del tiempo. A veces el cine me sorprende por su carencia de ideas, algo que no tiene explicación, pues cada vez hay más novelas, más historias y más medios para acceder a ellas. Sin embargo las películas cada vez son más tediosas y aburridas; hace mucho tiempo que el cine dejó de ser una mera distracción para mi, pues sólo es una forma de estar sentado sin pensar demasiado en uno mismo, ni en las diferentes tribulaciones que nos atrapan al cabo del día, pues mientras estás ahí frente a la pantalla grande lo máximo que haces es mirar el reloj o cagarte en todo lo que rodea al séptimo arte.

Me tomo una cerveza junto a unos compañeros de trabajo, una amena charla, un ambiente extraordinario en un día tan normal como yo quisiera, pues eso son los días que me gustan, sin demasiados problemas. Sin embargo esta Isla me ha dado menos de lo que yo le he dado a ella, pero así son las parejas, siempre hay uno, por la razón que sea, más receptivo, más generoso y más expuesto a los desengaños de la vida.

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