En directo (II)

Escribo mientras escucho una perdida canción de Foo Fighters, en un día quizás tan perdido como la propia canción, cercano a una vida que desconoce si comienza o bien termina, fruto de repetidas secuencias no tan distintas, cada
vez más parejas, con alicientes arrancados a tirones de una realidad que te devora como una cabrona despiadada que adolece de sentimientos.

Hoy me he levantado a las diez y media, todo está programado en un cuerpo que lo primero que ha efectuado es una digna descarga. Mierda cayendo a un retrete cada vez más familiarizado con el esplendoroso tamaño de esos zurullos que a veces atascan al tiempo y al silencio.

Suena una nueva canción, "Human monkeys", la voz de Najwa Nimri resuena más agradecida que nunca. No se por qué una misma canción puede provocar en nosotros innumerables estados de ánimo cada cual más diferente. Quizás porque
sólo seamos nosotros mismos, sanos y salvos o bien heridos de esa batalla que es el mundo, por una comedia que es esa película a la que llamamos vida.

Hoy tengo la sensación de haber vencido a mis fantasmas, pues una sincera sonrisa se apodera de estas facciónes ásperas y desgarradas con las que me levanto cada mañana. Casi no hay legañas, ni una nutrida barba, ni siquiera esas
miserables ojeras, ni las arrugas mañaneras. Estoy libre de mi mismo, al menos por estos curiosos instantes en los que escribo.

De vez en cuando la suerte nos hace frente, mostrándonos su cara en forma de sonrisa y digo yo por qué no devolversela en forma de fina ironía. Escribiendo gilipolleces, riéndonos de las insulsas adversidades, criticando al puto mundo y a esos personajes que somos nosotros mismos, tan egoistas y crueles por momentos, tan bondadosos y generosos al mismo tiempo. Una continua lucha de la que tenemos todo o no tenemos nada, en un reguero de sensaciones tan personales que sólo afectan a aquel que las sufre, o sea a nosotros mismos.

0 comentarios:

Publicar un comentario