Anuncios Breves IV

Me veo al espejo, parezco más “cachas”, ¿me lo imagino o es cierto? Pues los espejos nos engañan deliberadamente conduciéndonos al camino largo y engañoso de nuestra propia fantasía, distorsionando nuestra apariencia con un puntapié frente a lo poco que parece verdadero. Por eso no se a que atenerme. Por eso no me acerco, no quiero verme tal y como soy por miedo a que sea cierto. No se si el espejo del baño es mi amigo, sobre todo cuando me muestra esas jodidas entradas, cuando me muestra los frondosos pliegues que rodean mi estómago, o cuando me enseña con admiración unas pistoleras cargadas de sin razón. Así es el espejo de mi baño, sincero y odioso al mismo tiempo, pues la verdad curte pero también jode por momentos.

Luego hay otro espejo, el del gimnasio. En él no se ven con tanta amplitud la carne caída y sin vida, sólo la claridad del músculo contraído prevalece a cualquier lorza mal acontecida. Una definición ahí expuesta para que tú la veas, para que te sientas orgulloso de tu ingenuidad por un mínimo entrenamiento. Estiro lo que puedo, y nada de nada, la tripa parece desvanecida, sin rastro de ella. Una dulce o cruel mentira la que me muestra este espejo. Pues cuando llego a casa ahí está de nuevo mi amigo el honesto. El que muestra tal como soy o me engaña bajo una psicopatía propia del más cruel asesino en serie. Y sigo confuso pues no se a que atenerme.

Luego está el espejo de la tienda “La Sirena”, ubicado junto al probador, me hace más fuerte, quizás menos feo, sin embargo nada de definición; carne y más carne ahí ubicada, no tan caída, incluso algo pulimentada, pero con las angustiosas mentiras por los lados, pues ninguna escultura es perfecta. Por eso de mi cuelgan las jodidas pistoleras, los admirados michelines, los jodidos remordimientos… y me abro paso ante la angustia por desconocer que hay de mi verdadero.

Posiblemente como la vida los espejos carezcan de sentimientos, pues sólo dependen de unos ojos que les mire, de un estado de ánimo, de la autoestima, del momento real que vivas y de todo aquello que consideras tan importante como para conseguir amargarte un puto día concreto.

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