Anuncios Breves III

Puto mes de septiembre, arrastro una especie de carraspera seca que se pega a mi garganta provocando una cansina tos que me impide hablar todo lo que quiero, el germen de la censura nacido de un virus que posiblemente haya contraído mientras trabajaba, lo que yo digo tanto trabajo no puede ser bueno.
Ahí se coge todo; las mierdas, los disgustos, los malos momentos… pues el currar se limita a una única finalidad, conseguir una cantidad de dinero que te permita seguir viviendo, seguir dando guerra bajo este jodido mundo de mierda. Y en ocasiones esa idea se abalanza sobre nosotros como un peso que nos sumerge bajo esa primitiva e innata idea de mirar sólo por nosotros, sin importarnos pisar a quien se interponga en nuestro camino, ni destrozar cualquier relación duradera. Pues que somos sino supervivientes en un mundo repleto de cuchillos largos que sólo buscan joderte. Puto curro de mierda.

Gracias a Dios todo eso ya pasó y no representa mi actual situación. Pues una vez te conviertes en funcionario y trabajas para el Estado esa estabilidad te permite ver las cosas de otra manera. Ya no percibes a ciertos a compañeros como enemigos, ni al pelota como un payaso, ni al que hace horas extras sin que se las paguen como un completo gilipollas, sino que pasas de todo. Mientras a ti no te afecte, te suda la polla lo que encuentres. Desfilas bajo un pasillo de rosas imaginario en el que cuentas con ciertos privilegios, sobre todo el de quejarte a gusto, sin que el miedo a las consecuencias acabe desembocando en el peor de los presagios.

En fin, que últimamente arrastro unas considerables secuelas traducidas en una continua y extensa sudoración en la que todo se pega. No la hermosura pero si la puta ropa. Pues la lluvia que nos ronda, si esa lluvia característica del mes de septiembre, no es más que un enemigo traicionero que con sus cuatro gotas, no hace más que despertar a esa humedad antaño cariacontecida bajo un letargo de lo más placentero.
Pues es lo que yo digo, si quieres joder a alguien jódele a lo grande. Y no así, lloviznando bajo la timidez más insultante, casi pidiendo permiso por ser quien eres.

Menos mal que tengo desodorante para paliar ese olor que me envuelve a cada momento, ese olor a hombre, a macho, en esta ocasión ibicenco, otras veces carabanchelero. Pues el sudor brota de nosotros mismos para darnos una identidad propia, diferente para cada uno, como un código de barras, como una especie de privilegio que te hace único sobre los demás animales de tu especie. Así es este olor nauseabundo. Sin embargo hay que esconderle o al menos disimularlo bajo una continua tormenta de rosas y espinas que permitan acabar con ese hedor que puede llegar a marearte.
Yo hoy he utilizado como arma efectiva, AXE DRY + con 0% de alcohol, sensitive, anti-transpirant y no se que ostias más. Todo es poco para derrotar al germen de la sudoración. El animal más peligroso del hombre, al menos aquí, en la “PUTA ISLA DE MIERDA”

0 comentarios:

Publicar un comentario